Teledirigidos desde Cuba por los hermanos Castro, los jerarcas del chavismo asociados con Maduro pretenden valerse de las recientes victorias electorales -obtenidas mediante el ventajismo más obsceno – para continuar arremetiendo contra el Estado de Derecho
En el plano político, el año 2012 cierra con dos características contradictorias: primera, una atmósfera signada por el claro predominio del Gobierno y su proyecto hegemónico, materializado en los triunfos obtenidos el 7 de octubre y el 16 de diciembre; segunda, la incertidumbre reinante por la enfermedad de Hugo Chávez y el secretismo que la ha rodeado. En el oficialismo se libra una guerra sórdida y sin cuartel entre las facciones en pugna, especialmente las lideradas por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. En este mar de confusiones en el que el chavismo sumergió al país el destino de la democracia, la economía y, en general, las libertades en nuestro país lucen seriamente amenazadas.
Teledirigidos desde Cuba por los hermanos Castro, los jerarcas del chavismo asociados con Maduro pretenden valerse de las recientes victorias electorales -obtenidas mediante el ventajismo más obsceno y el abuso de poder ilimitado- para continuar arremetiendo contra el Estado de Derecho y la legalidad, y para profundizar los lazos de subordinación del régimen vernáculo con respecto a la tiranía impuesta en la isla antillana desde hace más de cincuenta años.
El Presidente reelecto, sus más cercanos colaboradores y muchos de los candidatos a gobernadores que triunfaron en los pasados comicios regionales, han manifestado su propósito de desmontar la República basada en la democracia representativa, para sustituirla por el Estado Comunal cuya base reside en el Poder Comunal. Este modelo contraviene los principios incluyentes y plurales establecidos en la Constitución Nacional, y significa un inaceptable desconocimiento de la Carta Fundamental.
El proyecto de Estado Comunal posee un claro sesgo colectivista y comunista en el que la propiedad privada se reduce a su mínima expresión, siendo remplazada por la propiedad social o colectiva, fórmula que prevalecerá en las llamadas comunas. Este modelo introduce en Venezuela de manera subrepticia el comunismo, sistema que fue enfrentado y derrotado hace cinco décadas, cuando Fidel Castro intentó exportar la Revolución Cubana a través de la subversión del orden democrático mediante el financiamiento de grupos guerrilleros pertenecientes a la extrema izquierda. En aquella época la claridad y decisión inquebrantable de la dirigencia nacional, incluida la Fuerza Armada Nacional, liquidó ese intento de insurgencia.
En la práctica, el cambio que se propone llevar a cabo el régimen, se traducirá en la extinción de la iniciativa particular, el alejamiento aún mayor de la inversión nacional e internacional y el aumento de la pobreza, el desempleo y, su forma disfrazada, la informalidad. Menor democracia, más autoritarismo y mayor miseria serán el resultado de los planes del Gobierno.
El año que se avecina nacerá bajo la amenaza del comunismo.
Este peligro obliga a todos los sectores amantes de la libertad a luchar por defender las conquistas alcanzadas, entre ellas, el derecho a vivir en el marco de un Estado que garantice el voto secreto y universal sin coacciones y elecciones libres y transparentes; respetuoso de la propiedad privada, la libre iniciativa, el Gobierno limitado y la amplia diversidad que debe caracterizar las sociedades democráticas.
El Año Nuevo lo disfrutaremos mucho más si aprovechamos estos días para valorar más los espacios de libertad que todavía nos quedan y convencernos de que solo con la participación activa de los ciudadanos, las organizaciones civiles y los partidos políticos, esas esferas seguirán existiendo y podrán ampliarse. Recibamos 2013 convencidos de que el futuro del país dependerá de lo que hagamos para proteger el sistema democrático de los enemigos que durante catorce años han tratado de destruirlo. Feliz 2013. ¡Brindemos por la democracia!
Trino Márquez