Al investigar al «odontólogo» que despachaba desde la casa 145-152 en la esquina de San Pedro de Lourdes, parroquia El Recreo del municipio Libertador, se dieron cuenta que los datos de identidad de este diferían de los que aparecían en el carnet emitido por el Colegio de Odontólogos de Venezuela.
El documento y acreditación pertenecía a Raúl Guerra, quien realmente era el odontólogo de profesión, pero llevaba varios años muerto. Su hermano Rafael Vicente resolvió apropiarse de su identidad profesional y ejercer la odontología sin estar acreditado, valga decir ejercicio ilegal.
La comisión del Cicpc lo detuvo por usurpación de identidad y de funciones, así como por ejercicio ilegal de la odontología, en razón de lo cual quedó a orden del Ministerio Público. Por tratarse de un procesado cuya edad supera los 70 años, se esperaba una medida cautelar menos gravosa, como presentación periódica u otra.
No obstante al resultado de la audiencia, con este procedimiento el Cicpc considera que se logró advertir a la ciudadanía sobre el peligro de acudir a gente no calificada ni acreditada. Así mismo eliminar un consultorio clandestino.
Es de destacar que la comisión colectó instrumentos para el ejercicio de la odontología, una silla odontológica azul y el respectivo carnet del difunto odontólogo.