Este miércoles las autoridades continúan en La Grita, municipio Jáuregui del estado Táchira, la operación de búsqueda de un grupo de más de 20 personas -en las que también hay niños- que fueron reportadas como “desaparecidos” al Cicpc desde el pasado 22 de agosto.
Mientras los días de septiembre van pasando y la rutina en La Grita continúa, surgen nuevas interrogantes sobre el grupo que partió a un retiro religioso.
Todo apunta a que Rosa Edilia García, de 57 años, tomó el rol de guía espiritual y tuvo el suficiente poder de persuasión para que las personas partieran con ella a un supuesto “encuentro con Dios o con la Virgen”, a un lugar de la montaña, por los páramos del Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza, entre los estados Táchira y Mérida.
Familiares muy cercanos a los desaparecidos y algunos de sus vecinos, contaron que esta mujer mantenía una extremada pasión religiosa.
Pertenecía al grupo de oración carismática pero, desde hace algunos años, se apartó de las actividades de este movimiento eclesiástico para formar uno propio denominado “Siguiendo a Jesús”, con aparentes prácticas similares.
El domingo, durante la misa local, el padre Jesús Mora Calderón, párroco de la Basílica Menor del Espíritu Santo de La Grita, ya había advertido que “hay que tenerle miedo a los fanáticos, porque un fanático puede hacer mucho daño”
En el oficio religioso transmitido por la emisora local el sacerdote lamentó que los desaparecidos creyeran en supuestas revelaciones de la Virgen María sobre el fin del mundo: “Dios no nos quiere fanáticos”, afirmó.
Obsesionada
El común de la gente sostiene que Rosa Edilia García se obsesionó. “Pasó de una práctica religiosa al fanatismo (…)Se la pasaba dándose golpes de pecho”.
Ella no tenía un lugar fijo para las reuniones del grupo que guiaba junto a un hombre de la localidad.
Testigos dijeron que algunos de los encuentros fueron en Santa Ana del Valle, sector donde habitan los integrantes de la familia Luna Roa, los primeros en ser reportados como desaparecidos.
Personas muy cercanas a esta familia dicen que, por influencia de Rosa, “corrieron” de la casa a un hombre, hermano de una joven madre de una niña recién nacida. Este hombre supuestamente, “tenía un demonio por dentro” y su hijo también se encuentra en la lista de los desaparecidos.
Las versiones coinciden en que todos salieron sin decir nada a nadie. Comentan que durante varios días estuvieron comprando muchos víveres.
Muchas interrogantes se plantean los vecinos de La Grita y de otras jurisdicciones del estado sobre el grupo que se “resguardó” en las montañas del Parque Nacional.
La gran mayoría no entiende cómo el grupo integrado por los miembros de varias familias, en un pueblo caracterizado por el trabajo, la producción agrícola, la fe y la devoción católica, se haya dejado manipular por el fanatismo religioso.
Con información de La Nación