Al menos 95 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en un atentado en la mezquita del cuartel general de la policía de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, donde los socorristas continuaban este martes retirando cuerpos de los escombros.
El ataque ocurrió el lunes durante las oraciones vespertinas en esta ciudad, cerca de zonas fronterizas con Afganistán donde ha crecido la militancia islamista.
El ministro jefe de la provincia, Muhammad Azam Khan, confirmó que fue un atentado suicida y comunicó un nuevo balance de 95 muertos y más de 221 heridos.
Más del 90% de las víctimas eran policías, según el jefe de la policía, Muhammad Ijaz Khan.
«Permanecí atrapado bajo los escombros con varios cadáveres encima durante siete horas. Había perdido la esperanza de sobrevivir», contó a AFP el policía Wajahat Ali, de 23 años, en el hospital local.
Muhammad Asim Khan, portavoz del hospital Lady Reading, en Peshawar, dijo a la AFP que por la noche llegaron más cuerpos de víctimas.
«Esta mañana [martes] vamos a retirar la última parte del techo colapsado para poder recuperar más cuerpos, pero no esperamos encontrar sobrevivientes», declaró a la AFP Bilal Ahmad Faizi, portavoz de la organización de rescate 1122.
Al menos 20 de los policías muertos fueron sepultados tras una ceremonia de oración, con sus ataúdes colocados en fila y cubiertos con la bandera paquistaní.
Shahid Ali, un policía sobreviviente del atentado, dijo que la explosión ocurrió segundos después de que el imán comenzara las oraciones.
«Vi una humareda negra subir al cielo. Salí corriendo para salvarme», relató. «Todavía escucho en mi cabeza los gritos de la gente. Gritaban pidiendo ayuda».
«Los terroristas quieren crear el temor atacando a quienes cumplen el deber de defender a Pakistán», declaró en un comunicado el primer ministro Shehbaz Sharif.
Creciente militancia
Ningún grupo ha reivindicado el ataque, que se da en medio de un deterioro de la seguridad en el país.
Pakistán enfrenta en los últimos meses un deterioro de la situación de seguridad, en particular desde que los talibanes recuperaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.
Tras varios años de una calma relativa, volvieron a producirse atentados de la rama pakistaní de los talibanes, Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del EI-K y de grupos separatistas baluchíes.
El cuartel policial de Peshawar es uno de los sitios más resguardados de la ciudad, con oficinas de inteligencia y antiterrorismo en sus instalaciones.
Varias provincias del país aumentaron el nivel de alerta tras la explosión, con el refuerzo de los puestos de control y el envío de fuerzas adicionales de seguridad.
En Islamabad, la capital, se instalaron francotiradores en los edificios y entradas a la ciudad.
El atentado ocurrió el día en que el presidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, tenía previsto visitar Islamabad, pero el viaje fue cancelado a última hora por el mal tiempo.
Pakistán también se prepara para recibir el martes una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar un crucial préstamo para evitar caer en impago de su deuda.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó el lunes el atentado y lo calificó de «repugnante», mientras que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, envió sus condolencias por el «horroroso ataque».