La tecnología es un universo abierto y, como tal, sigue siendo intrigante, lleno de misterios por la cantidad de novedades que llegan con un goteo constante al mercado. Pero también sigue siendo un mundo, en su mayor parte, rico en tabúes, mitos y afirmaciones controvertidas sobre este campo. Está lleno, imagínense, de fake news y mitos que lo son, sin ningún fundamento histórico o «tecnológicamente» establecido.
La revolución digital ha traído consigo una gran dosis de innovación, ahora perceptible en todas las realidades y en todas las dimensiones. Pero, obviamente, también generó grandes controversias dentro de la sociedad.
Desde los ordenadores, pasando por los teléfonos inteligentes y desembocando en el campo de los casinos, se observa que todos estos productos son cada vez más abundantes en el mercado y con mayor diversificación. En todos los soportes tecnológicos existe el mito imperecedero probablemente sigue siendo el de la batería de los dispositivos tecnológicos: según el vulgar, para cargar bien, primero hay que descargarlo por completo.
Un supuesto que quizás tuvo algunos cimientos en años anteriores pero que ahora, con las baterías de litio, no tiene por qué existir y, de hecho, lo contrario no es un mito: descargar las baterías de litio significa agotarlas rápidamente.
Otro dispositivo, otro mito a disipar: más megapíxeles no significa tener mejores fotos, la calidad de una foto depende del sensor de fotos. Misterios de la tecnología, se podría titular estos postulados generalizados en la sociedad.
Poniendo la atención a otros campos, existe un mito que ha acompañado a las máquinas tragamonedas desde los albores de los tiempos. Muchos todavía se preguntan hoy si es posible «predecir» una victoria, calcularla y planificar un triunfo. Con todos los argumentos encima de la mesa, esa predicción es poco menos que imposible, ya que influye el azar prácticamente en la totalidad del devenir de la jugada. Las ganancias en cada máquina tragamonedas se rigen por algoritmos y todos los dispositivos dentro de ellos tienen un RGN, el generador de números aleatorios que genera aleatoriamente las soluciones ganadoras. No tienen una fecha determinada ni una lógica básica: es un poco de suerte, un poco de intuición.
Otro mito: la obsolescencia tecnológica. Muchos creen que detrás de las razones del repentino «colapso» de un dispositivo hay un plan diabólico. De la serie: «Compro el teléfono X, programado para durar Y». Nada podría ser más falso, si tenemos en cuenta el perenne progreso tecnológico, tan constante y progresivo como para hacer obsoletos incluso los dispositivos lanzados con pocos meses de diferencia.
Muchos son los mitos tecnológicos, pero distan mucho de las realidades.