Estados Unidos se reintegró el viernes oficialmente a la Unesco, de la que había salido en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump, informó esa agencia de la ONU consagrada a la educación, la ciencia y la cultura.
La demanda de readmisión fue aprobada durante una conferencia general extraordinaria de la organización por 132 votos a favor, 10 en contra y 15 abstenciones.
Entre los países que votaron en contra figuran Irán, Siria, China y sobre todo Rusia, que multiplicó los procedimientos y enmiendas para retrasar la votación.
«La resolución fue adoptada», proclamó el presidente de la asamblea, el brasileño Santiago Irazabal Mourao, desencadenando una salva de aplausos.
Estados Unidos anunció en octubre de 2017 su salida de la organización, denunciando su «persistente sesgo antiisraelí». Su partida, junto a la de Israel, se hizo efectiva en diciembre de 2018.
Voto chino en contra
Washington ya había congelado su aporte financiero a la Unesco desde 2011, bajo la presidencia de Barack Obama, cuando Palestina ingresó en la agencia.
Esto supuso un durísimo golpe financiero para la entidad, al privarla del 22% de su presupuesto anual.
Pero este mes el gobierno de Joe Biden propuso, en una carta a la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, «un plan» de reintegración a la organización, que tiene su sede en París.
Este viraje llega en un contexto de creciente rivalidad con China, que aspira a consolidar su emergencia como actor de primer plano en un nuevo orden mundial multilateral, un proceso en el cual la Unesco tiene un papel de destaque.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, aseguró en marzo que la ausencia de su país en la agencia permitía a China imponer con mayor facilidad su criterio en temas cruciales como la Inteligencia Artificial (IA).
La Unesco emitió una recomendación sobre la Ética de la IA en 2021.
«Realmente, creo que deberíamos volver a la Unesco. No por hacerle un favor, sino porque lo que pasa en la Unesco tiene importancia», declaró.
La Unesco fue además teatro de intensos debates desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Pekín, que en principio dijo que no se opondría al regreso de Estados Unidos tras una aparente mejora reciente de las relaciones bilaterales, acabó votando en contra.
Deuda de 619 millones de dólares
La deuda estadounidense contraída entre 2011 y 2018 con la Unesco se eleva actualmente a 619 millones de dólares, una suma superior al presupuesto anual de la entidad, evaluado en 534 millones de dólares.
Washington informó en su carta a Azoulay que había pedido al Congreso estadounidense el desembolso de 150 millones de dólares para el ejercicio fiscal de 2024 y que mantendría esa contribución en los años siguientes «hasta la liquidación de los atrasos» con la organización.
Un diplomático ruso expresó su ofuscación por el regreso de Estados Unidos a la entidad.
«Estaríamos dispuestos a acoger favorablemente la voluntad de Washington», que «permitiría reforzar nuestra organización», pero «consideramos que tratan de arrastrarnos a un mundo paralelo, que supera todas las descripciones absurdas de los libros de Lewis Carroll», el autor de «Alicia en el país de las maravillas», declaró.
«En este espacio deformado, quienes defienden la democracia y la primacía del derecho tratan de arrastrarnos hacia una violación de las reglas y de arrogarse derechos privilegiados», aseveró, considerando que además Washington debería saldar toda su deuda con la Unesco antes de ser readmitido.
Un diplomático iraní consideró que «La forma en que Estados Unidos ha solicitado su regreso no es aceptable» y se parece a «una violación del espíritu de la Constitución» de esta institución.
Un diplomático de Níger celebró en cambio una «importante decisión» para el «multilateralismo».
Estados Unidos abandonó por primera vez la Unesco en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, por su supuesta inutilidad y sus excesos presupuestarios, pero regresó en octubre de 2003.