Crimen en zona boscosa del montaña del Jardín Botánico de la UCV
Durante los primeros seis días del año, al menos 75 cadáveres fueron ingresados a la morgue de Bello Monte, en Caracas. Ese número correspondió al cuerpo de Anderson Caraballo, de 18 años de edad, asesinado de varios disparos la tarde del viernes cuando iba con tres amigos a bañarse en un tanque de agua que está en la montaña del Jardín Botánico de Caracas.
Caraballo, fue atacado por tres sujetos encapuchados que le salieron entre la maleza. De manera extraña, los homicidas solo lo sometieron a él, mientras que sus amigos corrieron cerro arriba buscando resguardo. Minutos más tarde, cuando decidieron regresarse para ayudar, lo encontraron herido en una cuneta con al menos tres disparos.
La madre del jovencito que habitaba en el barrio La Charneca, en San Agustín del Sur, contó que el hecho ocurrió como a las 4:30 de la tarde. Aunque su hijo no acostumbraba a visitar ese sector, parece que es costumbre que adolescentes y hasta adultos, se bañen en el desagüe del tanque que surte a la UCV. El bote de agua que desciende sobre unas piedras en la montaña, crea una especie de “cascada” que resulta un atractivo para los lugareños.
Cuando iba camino a ese lugar, junto a tres adolescentes, Caraballo fue sometido por los delincuentes. Cuando lo encontraron herido y portando todas sus pertenencias, los amigos lo arrastraron hasta territorio de la UCV, detrás del Clínico Univsertario y pidieron ayuda para auxiliarlo. Un funcionario del Cicpc que hacía recorrido en el lugar, lo llevó en su carro hasta la emergencia del hospital, donde lo operaron pero murió debido a que una bala alojada afectó varios órganos a su paso.
Maidre Rodríguez, madre del joven asesinado, dijo que aunque su hijo vivía con su abuela, existen razones para creer que pudo tratarse de un asesinato planificado. Dijo que no le robaron ninguna pertenencia y que incluso, cuando el Cicpc re corrió la zona el día siguiente, hallaron sus zapatos en el sitio donde cayeron cuando le dispararon. “El tenía puesta su cadena y cargaba el celular, hasta la cartera”, contó.
Extraoficialmente se maneja que la policía no descarta que el crimen guarde relación con un hecho ocurrido el pasado mes de noviembre, cuando la víctima le reclamó a un azote de La Charneca, aparentemente un adolescente, porque un hermanos suyo, le había roto el espejo retrovisor a su moto. El delincuente le respondió de manera soberbia y lo amenazó de muerte.
También se investiga si alguno de los menores que acompañaban a la víctima, sirvió de señuelo para llevarlo a ese lugar, debido a que uno de ellos es hermano de un niño que hace dos años hirió a Anderson Parra con un pico de botella. La familia denunció el caso ante la Lopna, porque el agresor para ese momento tenía apenas 7 años de edad. La madre tuvo que presentarlo durante varios meses ante las autoridades pero esas asperezas parecieron haber quedado atrás.
La víctima laboraba como vendedor en una tienda de ropa propiedad de unos comerciantes árabes en El Cementerio.
AA