La veterana senadora demócrata Dianne Feinstein murió a los 90 años en su casa de la capital estadounidense tras varios meses enfrentando problemas de salud, informó este viernes su jefe de gabinete.
«Su fallecimiento es una gran pérdida para muchas personas, desde quienes la amaron y cuidaron hasta el pueblo de California a quien dedicó su vida (…) Deja un legado que es innegable y extraordinario», apuntó en un comunicado James Sauls, jefe de la oficina de la senadora.
La política, que era la senadora más veterana del actual Congreso, falleció el jueves por la noche en su casa en Washington.
Feinstein sirvió en el Senado durante 31 años y en los últimos meses tuvo algunos problemas de salud que complicaron sus actividades, aunque la política se resistió a abandonar su cargo y falleció convirtiéndose en la senadora estadounidense mujer con más años de servicio de la historia del país.
De hecho, su último voto en el Senado tuvo lugar el mismo jueves por la mañana, según los registros de la Cámara Alta.
La sesión de este viernes arrancó con palabras del líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dirigidas a su compañera y a su silla vacía.
«Era un gran ser humano, era inteligente, era fuerte. Fue valiente. Fue compasiva. Pero tal vez el rasgo que más destacó fue su asombrosa integridad, que era un diamante. Su integridad brilló como un faro en todo el Senado y en todo el país para que todos la vieran y emularan», afirmó.
A través de un comunicado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lamentó el fallecimiento de Feinstein, quien fue «a menudo la única mujer en la sala» y «un modelo a seguir para muchos estadounidenses».
«Tuvo un inmenso impacto en las líderes más jóvenes a quienes generosamente abrió puertas. Dianne era dura, inteligente, siempre estaba preparada y nunca daba golpes, pero también era una amiga amable y leal», afirmó.
La muerte de Feinstein le dará al gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, el poder de nombrar a un legislador para que cumpla el resto del mandato de la demócrata.
El fallecimiento se produce cuando el Congreso está intentando evitar el cierre del gobierno, aunque la ausencia de Feinstein no tendrá consecuencias porque los demócratas siguen teniendo una mayoría en la Cámara Alta sin ella.
Graduada por la Universidad de Stanford en 1955, Feinstein comenzó su carrera política en su ciudad natal, San Francisco. Fue elegida miembro de la Junta de Supervisores en 1969 y fue la primera mujer presidenta de la junta en 1978.
Tras el asesinato del alcalde George Moscone y del supervisor de la ciudad Harvey Milk, Feinstein lo sucedió como alcaldesa y se convirtió en la primera mujer en ocupar ese puesto, cargo que ocupó hasta 1988.
En 1990 fracasó en su intento de convertirse en gobernadora de California y dos años después ganó su escaño en el Senado en el que se conoció como el Año de la Mujer, una elección que llevó a 24 nuevas mujeres a la Cámara de Representantes y que elevó el número total de senadoras a seis. Fue la primera mujer de California en ser elegida senadora.
A lo largo de su carrera, Feinstein rompió una serie de techos de cristal como el de ser la primera mujer en presidir el Comité de Inteligencia del Senado, cargo que ocupó durante seis años a partir de 2009.
Férrea defensora del matrimonio entre personas del mismo sexo, la política participó en la aprobación de históricas leyes como la prohibición federal de armas de asalto durante el gobierno de Bill Clinton, que estuvo vigente entre 1994 y 2004.
Feinstein contuvo el centro del Partido Demócrata mientras este avanzaba rápidamente hacia la izquierda y desempeñó un papel fundamental en los esfuerzos por arrojar luz sobre uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de los Estados Unidos: las torturas llevadas a cabo por la CIA después de los ataques del 11 de septiembre, un tema que aún se mantiene clasificado como «alto secreto».
Ella fue la principal impulsora de un informe de 6.700 páginas que hasta la fecha supone la mejor fuente de información sobre las cárceles clandestinas de la CIA y los abusos que se cometieron contra supuestos miembros de Al Qaeda bajo el gobierno de George W. Bush (2001-2009).
«El programa de torturas de la CIA fue un error terrible. No solo contradecía nuestros valores, sino que no sirvió para lograr información valiosa de inteligencia», dijo Feinstein a EFE durante una entrevista en 2021, cuando se cumplían 10 años de los atentados del 11-S.
La senadora logró que en 2014 se hiciera público un resumen de 525 páginas, pero la versión íntegra permanece clasificada.
El informe fue grabado en unos discos, que a continuación fueron metidos en sobres con la frase «alto secreto» y guardados en cajas fuertes de la CIA, el Pentágono y los Departamentos de Estado y de Justicia, donde siguen hasta ahora a la espera de un presidente que los desclasifique.
Fuente El Nacional.