El gobierno de Reino Unido ha sido el último en advertir a la población de los peligros de las dietas «milagrosas» que se ponen de moda, pero lo cierto es que la gente las lleva siguiendo desde hace siglos. ¿Por qué? Los romanos y los griegos ya hacían dieta, aunque por aquel tiempo era por cuestiones de salud y forma física. Fue en la época victoriana cuando realmente empezaron a tener éxito las dietas rápidas como las de nuestros días.
«La palabra griega diatia describe todo un nuevo estilo de vida», dice Louise Foxcroft, quien escribió el libro «Calorías y Corsés: Historia de la Dieta en los últimos 2000 años».
Estas son algunas de las dietas más extrañas de la historia:
Masticar y escupir
A comienzos del siglo XX, el estadounidense Horace Fletcher decidió que una buena manera de perder perso era masticar y escupir en abundancia.
Su dieta proponía masticar bien la comida hasta extraer todo lo «nutritivo» y después escupir la materia fibrosa que queda en la boca.
La dieta de la solitaria
A comienzos de 1900 se empezó a publicitar la llamada dieta de la lombriz solitaria.
Normalmente se ingerían huevos de lombriz solitaria, a menudo en píldoras. La teoría era que las lombrices llegarían a la madurez en los intestinos y absorverían la comida. Esto causaría pérdida de peso, diarrea y vómitos.
Una vez que la persona alcanzara su peso ideal entonces podría recurrir a una pastilla anti parásitos para deshacerse de las lombrices.
Caucho
A mediados del siglo XIX, Charles Goodyear averiguó cómo mejorar el caucho gracias a un proceso llamano vulcanización.
Eso incluía los corsés y bragas de goma. La idea era que, por un lado la goma hacía presión sobre la grasa pero, sobre todo, causaba sudoración, lo que con suerte se traducía en pérdida de peso.
Los había para hombres y para mujeres, dice Foxcroft. Y era un proceso que acababa deteriorando la piel, expuesta durante mucho tiempo a la humedad, haciéndola vulnerable a infecciones.
Agencias