El salmón transgénico está cerca de ser el primer animal genéticamente modificado en llegar al paladar de millones de consumidores. El pez, creado en 1989 por la empresa Aquabounty -especializada en el rubro de la biogenética- recibió el visto bueno de la Agencia de Alimentación de EE.UU., entidad que consideró que el animal no representa un riesgo para el medio ambiente.
A lo largo de sus 23 años de existencia, el salmón transgénico se ganó varios detractores, en especial los sectores ecologistas quienes lo apodaron como “frankenfish”.
Estos últimos opinan que en caso de escapar de alguna de las piscigranjas, el pez representaría una potencial amenaza para el ecosistema.
Ante tal argumento, representantes de Aquabounty ven «extremadamente remoto» que esto pueda suceder ya que solo se crían hembras esterilizadas, y que además difícilmente podrían sobrevivir en ambientes distintos al de las piscigranjas en las que se desarrollan.
Quienes se oponen a que el salmón transgénico sea comercializado tienen dos meses para presentar sus alegatos a la FDA. Sin embargo Aquabounty se muestra segura que el proyecto prosperará.
«Estamos encantados de que el informe ambiental sea público. Esto supone un gran paso adelante hacia la comercialización», sostuvo Ronald Stotish, consejero legal de la empresa estadounidense.
El salmón transgénico crece mucho más rápido que sus parientes naturales: alcanza los 100 gramos en 18 meses, mientras que los no modificados lo hacen en 30 meses. Esto se debe a que el gen introducido –proveniente de una especie de salmón gigante- hace que su organismo produzca la hormona de crecimiento durante todo el año, y no solo en invierno.
Agencias