Aun con mucho amor, la vida en pareja no es fácil porque una vez que se vive con el acompañante sentimental pueden ir apareciendo situaciones que harán que nos preguntemos si elegimos al compañero adecuado, pero todo se trata de un proceso de adaptación que habrá que saberlo llevar para superar todo aquello que puede ocasionar una crisis, que si no se sabe manejar conducirá a una separación indeseada o a la ruptura definitiva del vínculo sentimental que, al final de cuentas, es lo menos que queremos, sobre todo cuando hay amor del bueno.
1. Diferencias que pesan
A veces, las diferencias hacen a las parejas más divertidas porque, en el día a día, uno se entretiene descubriendo al otro, y puede ser que tanta semejanza canse porque no hay sorpresas así que todo se vuelve tan predecible que deviene en aburrimiento.
A pesar de lo anterior, cuando uno es muy diferente al otro, esto se transforma en una de las razones por las que las parejas tienen discusiones que se vuelven tan frecuentes que si no se solventan terminan en una separación.
Las diferencias en el día a día se traducen en diferencias en hábitos cotidianos, por ejemplo, en el momento de disfrutar el tiempo libre, ya sea que a uno le guste salir más que otro y realizar actividades distintas; en objetivos, uno quiere un hijo y el otro no, ya que prefiere estudiar o dedicarse más a su trabajo; y en intereses, como que uno de los miembros quiera ahorrar para sentir seguridad mientras que el otro pretenda gastar todo lo que gana, lo cual puede ser señal de la negación de un futuro compartido.
En definitiva, las diferencias causan problemas porque generan un desequilibrio en la relación que sólo se restablecerá con mucha comunicación y entre mayores sean las esas diferencias también lo será el desequilibrio porque aumentan las desavenencias.
Por último, una vez que se aceptan que existen diferencias porque no hay dos personas iguales, se van generando el añorado equilibrio que es necesario para la preservación de la pareja. Además, debemos entender que las diferencias no pueden ser negativas en sí mismas porque nos complementan y nos enriquecen. Por ello, la clave está en saber manejarlas en vez de renegar de ellas, cediendo en un clima de tolerancia y negociando: cambiar lo que no le gusta a uno por lo que le gusta a otro, y viceversa.
2. Comunicación negativa
En el momento de comunicarse, uno de los miembros puede ser más negativo que el otro. Esa negatividad puede ir dirigida hacia el modo como se comporta uno de los miembros de la relación. Quien recibe las críticas puede terminar adoptando un comportamiento pasivo, ya que empieza a pensar que no importa lo que haga puesto que siempre será criticado; sentimientos de inseguridad hacen que se pierda la capacidad de reaccionar en quien se convierte en blanco de los comentarios negativos.
Asimismo, puede ser un caso de comunicación negativa es que uno de los miembros de la pareja, de manera frecuente, esté buscando señales de que algo anda mal, como que otro guarde silencio en determinado momento y se dé por sentado que hay problemas.
3. La infidelidad
Sin ninguna discusión, la infidelidad puede llevar a la ruptura de la pareja. Por eso la misma se convierte en una de las causas de separación o de divorcio. El motivo puede estar en quien engaña o en la sensación de desasosiego que invade a quien se le es infiel. Lo cierto es que la infidelidad acaba con la confianza y restituirla aunque no es imposible es difícil por lo que siempre será preferible evitar caer en ella y así prevenir una separación sobre todo cuando no se desea.
Otro factor de perturbación son los celos sin que necesariamente se llegue a la infidelidad. Aunque al principio de la relación sentir celos es normal porque el vínculo tiene que consolidarse para que aparezcan sentimientos positivos como seguridad y confianza, vivir en un estado permanente de celosía acaba con cualquier unión y es señal de alguna clase de perturbación que mejorará con la ayuda de un especialista.
4. La pareja crece por la llegada de un bebé
Una de las situaciones que afecta la relación de pareja es cuando crece la familia sin planificación, porque esto llevará a hacer cambios drásticos en las metas que se habían propuesto cada de uno de los miembros en la relación generando sentimientos de frustración o de disgusto. Por ello, resulta imprescindible que exista una planificación familiar para que la llegada de los hijos siempre sea considerada como lo que es: Una bendición.
Asimismo, algo tan gratificante como la llegada de un hijo puede deteriorar la relación de pareja cuando lo que se desea es postergar su advenimiento para dedicar el tiempo a otras actividades, ya sea la preparación personal; tiempo de disfrute en pareja, escalar posiciones en el trabajo, entre otras razones.
La causa de fondo que lleva al deterioro del amor cuando se produce un embarazo no planificado está en que se rompe con el equilibrio que había establecido la pareja; entonces, como los objetivos y las metas cambian, ya que, ahora, se centran en la creatura que vendrá al mundo, esa pareja tiene que pasar por un proceso de reacomodo para recuperar el equilibrio perdido. Conseguir restituir la armonía siempre será posible cuando los miembros de la relación prioricen el afecto que se devengan y estén dispuestos a mejorar el estado de las cosas.
Busca el equilibrio en la relación:
• En la vida en pareja todo se trata de buscar el equilibrio que lleve a la armonía. Es muy difícil al principio de la convivencia no tener diferencias. No obstante, se puede llegar a acuerdos que conduzcan a minimizar esas distancias que en algún momento pueden creerse insalvables pero que siempre son salvables.
• Y entender que para superar cualquier desavenencia hay que darle prioridad al amor antes que al problema que esté causando roce. La premisa es que mientras exista amor conyugal cualquier conflicto podrá solventarse en un clima de respeto y de solidaridad.
LaVozdelaMujer
Isabel Rivero De Armas/ isabelrivero70@hotmail.com/ La Voz