Las consecuencias de la Ley de Inquilinato han provocado acciones como la de Meyra Pacheco de 58 años, quien aún estando enferma de cáncer de mama, decidió apostarse desde hace 13 días en las puertas de su casa, con la finalidad de exigir el desalojo de su inmueble en La Candelaria
Casos como lo de Meyra Pacheco se viven a diario en el país. La entrada en vigencia de la Ley de Inquilinato el pasado 12 de noviembre 2011, ha truncado el sueño de aquellos que pudieron comprar una vivienda con el fin de alquilarla para contar con un ingreso o realizar un plan de ahorro.
Esta mujer de 58 años de edad, quien aún estando enferma de cáncer de mama, decidió apostarse desde hace 13 días en las puertas de su apartamento, ubicado en el edificio Doralta parroquia La Candelaria del municipio Libertador, a fin de exigir la desocupación de su inmueble, puesto que su inquilina se niega a devolvérselo desde hace seis años, alegando no tener un techo dónde vivir.
Presa en su angustia
Un colchón que le fue regalado por sus vecinos, dos sillas y una maleta que están instaladas en el pasillo, constituyen el precario mobiliario que dispone en el lugar donde habita. Presa de su angustia, Pacheco quiere recuperar su casa, pero manifiesta estar en un estado continuo de preocupación y nerviosismo, pues su enfermedad sigue avanzando y su miedo a que algo le suceda, no la abandona.
“Todas las noches incluyo en mis oraciones a mi comandante Chávez, pues tengo fe que se va a recuperar de su intervención quirúrgica y yo pueda salir adelante con su ayuda, pues él es el único que puede hacer posible que tenga de nuevo mi casa, porque para sus organismos públicos, yo no existo ”, destacó propietaria quien se identificó como militante del oficialismo.
Y es que, aunque califica al Presidente como el “mejor gobernante” que ha tenido Venezuela, desestimó las acciones que hacen sus colaboradores, quienes no garantizan el fiel cumplimiento de los derechos humanos. “Represento un pueblo y como muchas personas luchamos trabajando para obtener una vivienda digna”, resaltó.
Damnificada con casa
Pacheco no tiene hijos, pero cuenta con el apoyo de su madre de 78 años de edad, quien aunque también se encuentra en estado grave de salud en el exterior, está conciente de la problemática, pues “aunque desisto de comentarle mi realidad para no angustiarla, hablar por teléfono con ella representa mi aliento y mi motivación de vivir”.
“Me siento damnificada y no como propietaria, ¿cómo es posible que después pasar mi juventud trabajando en el exterior en casas de familias, hoy en día regreso con la intención de disfrutar de un apartamento que compré, hace trece años alquilé, y ahora que estoy enferma no la puedo disfrutar?”, lamentó.
Desocupación anticipada
Agregó que el contrato inicial se renovaba anualmente y fue firmado en el año 2000 por un costo de 250,00 bolívares hasta llegar actualmente a 375 bolívares, pero el año 2005 estipulaba dos años para desocuparlo, “sin embargo, se ha hecho más largo de lo esperado”.
La propietaria del inmueble señala que la ocupante no cruza palabras con ellas y a pesar que no ha recibido amenazas, ha tenido que soportar celebraciones que se realizan constantemente dentro de su inmueble. Sin embargo, está dispuesta a luchar por lo suyo y dice que dormirá en el pasillo hasta que desocupen su apartamento para que ella y su mamá tengan una vivienda dónde habitar, mientras se recuperan de salud.
Una protesta que dio frutos
Lenny Pirela, después de vivir 20 años en la ciudad de Barinas junto a su familia y poner a cargo el apartamento, ubicado en la urbanización Terrazas Club Hípico del municipio Baruta, a una empresa inmobiliaria para arrendarlo con ciertas condiciones impuestas por ellos, tomó la decisión de venirse para Caracas a utilizarlo, pero la inquilina se resistió a la entrega.
La intención de su regreso era para que sus hijos pudieran cursar una carrera universitaria, pero se encontró con la sorpresa de que la pareja que en un principio lo alquiló, ingresó ilegalmente a dos personas, quienes se negaban a la desocupación alegando “que no tenían un techo dónde vivir”.
Explicó que aunque agotó todas a las instancias legales, nunca perdió la fe, pues el apoyo de la prensa y varios gremios contra la Ley de Inquilinato hicieron posible la recuperación de su inmueble. “Hoy en día le doy gracias a Dios por hacer justicia y permitir tener mi apartamento que logré comprar con mi esfuerzo”.
Mairy Chourio
mchourio@diariolavoz.net
@mairychourio/La Voz