Desde 1958, cada 23 de enero es motivo de celebración para los venezolanos. En aquella fecha se inauguró el más largo período de gobiernos civiles que ha vivido la historia de Venezuela en sus escasos 202 años de vida republicana.
Aquel día cayó por su propio peso y gracias al empuje de la sociedad –todos a una, como en Fuenteovejuna- un gobierno que pretendía eternizarse en el poder utilizando la usurpación como herramienta.
Hay incluso hoy quienes defienden al perezjimenismo como gran hacedor de infraestructura, lo cual no se puede negar. Sin embargo, en aquel entonces era inaceptable –como lo es hoy- el hecho de que un gobierno alegue obras para intentar hacerse de atribuciones que no le pertenecen, entonces y siempre hay que condenar el chantaje de renunciar a derechos legítimos a cambio de que una administración nos entregue algún tipo de beneficio.
Menos aún se puede aceptar o permanecer indiferente ante el trato cruel, inhumano o degradante que un gobierno otorgue a sus adversarios. Ni antes, ni ahora, ni nunca. Y este fue otro error del siempre polémico Marcos Pérez Jiménez.
El ejercicio imperfecto y perfectible de la democracia fue un ensayo de 40 años, en los cuales se vieron confrontaciones y errores; pero también convivencia, paz y progreso. La ciudadanía organizada fue empujando durante estas décadas y en el marco democrático, cambios para bien de la nación.
Desde la elección directa de gobernadores hasta la creación de la figura de los alcaldes, la descentralización, la irrupción de nuevos partidos que hicieran contrapeso a los grandes y tradicionales. Nuestra nación transitaba un camino que avanzaba en la justicia social y que se contraponía a la inconciencia de algunos líderes, en una lucha que prometía llevarnos a tiempos mejores.
La irrupción de quienes tomaron atajos, utilizando como escudo para fines inconfesables el bien del pueblo, y que hoy han demostrado que su propuesta es inviable, ha sido un trauma para nuestro país que hoy podemos medir en graves consecuencias. Instituciones teñidas de un solo color político, decisiones no apegadas al marco constitucional, una economía desmantelada que nos tiene a las puertas de una nueva devaluación, la violencia enseñoreada en las calles, son consecuencias de haber equivocado ese camino, y hoy las padecemos los venezolanos de cualquier tendencia ideológica.
La unidad de los distintos sectores del país logró hace 55 años conducirnos a un nuevo rumbo, fundar un país congruente y de entendimiento en las diferencias. Para superar las adversidades presentes, no solamente debemos ver sobre las fronteras para buscar opciones y conseguir ejemplos. En nuestro suelo tuvimos el 23 de enero de 1958, una lección para los venezolanos de todas las generaciones.
Noel Alvarez
Coordinador nacional de Independientes por el Progreso
@alvareznv