El ministerio de Salud anunció por su lado que los enfrentamientos entre manifestantes y policías en todo Egipto dejaron 252 heridos. Las manifestaciones fueron contra el poder del mandatario islamista Mohamed Mursi
Enfrentamientos con saldo de más de cinco muertos y 252 heridos ocurrieron en varias ciudades de Egipto el viernes durante manifestaciones contra el poder islamista, con motivo del segundo aniversario del levantamiento popular que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
Cinco personas murieron por disparos este viernes en choques de la policía egipcia con manifestantes en la ciudad de Suez, anunció la televisión estatal.
Por el momento no se sabe si las víctimas fatales son civiles o policías.
El ministerio de Salud anunció por su lado que los enfrentamientos entre manifestantes y policías en todo Egipto dejaron 252 heridos.
Las manifestaciones fueron contra el poder del mandatario islamista Mohamed Mursi.
Al concluir la tarde, la policía disparó gases lacrimógenos para tratar de dispersar a manifestantes en los alrededores del palacio presidencial en Heliópolis, un suburbio de El Cairo, indicó la televisión estatal.
Enfrentamientos esporádicos entre grupos de jóvenes y fuerzas del orden, que se iniciaron el jueves, continuaron en los alrededores de la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, donde se había congregado una muchedumbre.
Una enorme pancarta estaba desplegada en la plaza con la inscripción «El pueblo quiere hacer caer el régimen», mientras la muchedumbre gritaba «váyase, váyase» contra Mursi, como en el caso de Mubarak hace dos años.
Algunos manifestantes se congregaron frente al simbólico edificio que alberga la televisión del Estado y el ministerio de la Información.
«Vine porque no hicimos la revolución para que un grupo corrompido reemplace a otro», dijo una manifestante, Maha Kamal, de 40 años, con velo azul y bandera egipcia en la mano.
Los manifestantes también lanzaron piedras contra un edificio que alberga los locales del sitio internet de los Hermanos Musulmanes, una organización de la cual proviene Mursi. Otros se dirigieron al palacio presidencial, donde la policía trató de dispersarlos con gases lacrimógenos.
El Ismailía (noreste), manifestantes atacaron la sede local del Partido de la Libertad y de la Justicia (PLJ), la organización política de los Hermanos Musulmanes, y la incendiaron, según un corresponsal de la AFP.
En Alejandría (norte) y Suez (noreste), la policía usó gases lacrimógenos contra los manifestantes, según testigos.
En El Cairo, en la plaza Tahrir, miles de manifestantes protestaban desde temprano contra Mursi, para reclamar una «nueva revolución».
Enfrentamientos esporádicos entre las fuerzas del orden y grupos de jóvenes tuvieron lugar en las calles adyacentes a la célebre plaza, epicentro de los acontecimientos que en enero y febrero de 2011 provocaron la dimisión de Mubarak.
Egipto se había preparado este viernes para vivir un día de manifestaciones.
«Será un día grande (…) porque los egipcios están hartos», había asegurado Mohamed Abdalá, un manifestante.
Desde este viernes por la mañana, miles de personas comenzaron a llegar hacia la emblemática plaza de Tahrir y sus alrededores, en el centro de El Cairo, donde algunas personas ya pasaron la noche.
La oposición, integrada por movimientos en su mayoría de izquierda y liberales y que todavía muestra una precaria unión, llamó a marchar por todo el país contra el presidente Mursi y los Hermanos Musulmanes, utilizando las mismas consignas que hace dos años: «Pan, libertad, justicia social».
«Salgamos hacia las plazas para finalizar los objetivos de la revolución», escribió en Twitter Mohamed El Baradei, una de las principales figuras de la oposición laica.
El jueves por la noche, Mohamed Mursi pidió a sus compatriotas la celebración «de manera pacífica y civilizada» del segundo aniversario de la revuelta.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió a los egipcios que respeten los «principios universales de diálogo pacífico y de no violencia».
Los Hermanos Musulmanes no hicieron un llamamiento oficial a manifestarse este viernes. Para celebrar el segundo aniversario de la revolución, lanzaron una iniciativa titulada «Juntos construimos Egipto», que integra una serie de acciones sociales y caritativas.
Sin embargo, la atmósfera estaba enrarecida por el anuncio del veredicto del juicio a los presuntos responsables de la muerte de 74 personas a la salida de un partido de fútbol en Port Said (nordeste) en febrero de 2012, que debe conocerse el sábado.
Los «ultras» del equipo cairota de al Ahly, que aseguran que la mayoría de las víctimas procedían de sus filas, amenazan con llevar a cabo manifestaciones violentas y una «nueva revolución» si no obtienen justicia.
El necesario equilibrio
Dos años después de la revolución, el país todavía intenta encontrar su equilibrio entre un poder que se basa en la legitimidad de las urnas y sus adversarios que denuncian la emergencia de un sistema autoritario dominado por los Hermanos Musulmanes.
Egipto debe hacer frente también a una grave crisis económica, con un hundimiento de las inversiones extranjeras, la caída del turismo y un déficit presupuestario en aumento.
Por su parte, Hosni Mubarak, de 84 años, enfermo y condenado a cadena perpetua, espera un nuevo juicio que causa indiferencia en una gran parte de la población, para quien ya pertenece al pasado.