Dos meses después de que el presidente Hugo Chávez anunciara que debía volver a operarse del cáncer, el chavismo busca afianzar el ascenso de la figura del vicepresidente Nicolás Maduro como un líder y eventual candidato, mientras Venezuela ve los indicios de una soterrada campaña electoral.
La operación de Chávez el 11 de diciembre en Cuba y la falta de información que permita saber qué ocurrirá tras el postoperatorio, han alimentado conjeturas y escenarios que van desde la posibilidad de que retorne al poder y cumpla su nuevo mandato, o, como ya lo había advertido el mismo presidente, se retire y dé paso a una nueva elección para la que ungió como su candidato a Maduro.
Chávez, de 58 años y reelegido en octubre pasado, entró el pasado 11 de diciembre al quirófano, por cuarta vez desde que le detectaron el cáncer a mediados de 2011, lo que le impidió jurar el cargo el 10 de enero y lo ha mantenido alejado del país, que sabe de su evolución por terceros pero no le ha oído ni visto desde entonces.
El chavismo enfrenta ahora el reto de convertir a líderes como Maduro «en una genuina alternativa de poder», dijo a Efe el analista John Magdaleno, quien observa «muchas señales» de que el oficialismo pueda estar planteándose el escenario de una elección presidencial.
Para este profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), los mensajes oficiales elevan a Chávez a la categoría de icono o héroe y buscan legitimar a Maduro, quien, a su juicio, ha intentado «desplegar una personalidad publica».
Maduro, quien acompañó a Chávez desde que anunció el cáncer, fue designado por el gobernante el 10 octubre pasado, tres días después de las elecciones, al frente de la Vicepresidencia, cargo que entonces compaginaba con el de canciller, que asumió en 2006.
Desde diciembre y tras el guiño del propio presidente como su candidato en caso de que una «circunstancia sobrevenida» lo obligara a apartarse del poder, ha aparecido junto al titular del Parlamento, Diosdado Cabello, como cabezas del chavismo. «Pareciera que estamos en una campaña muy sui géneris, donde la figura del presidente es una figura muy importante, pero (…) que ya es pasado», apuntó, por su parte, la experta en temas electorales Carmen Beatriz Fernández.
Lemas como «Yo soy Chávez» afianzan la noción de que «ya no está con nosotros», agregó. Pero sesenta días después del viaje del mandatario a Cuba y luego de casi un mes de iniciado el período 2013-2019, cuya toma de posesión fue postergada por el Tribunal Supremo hasta que esté en condiciones, expertos y políticos destacan que el país mantiene un clima de estabilidad.
Para el chavismo, «hay absoluta estabilidad política», y muestra de ello, según explicó a Efe el diputado oficialista Fernando Soto Rojas, es que «están funcionando plenamente los poderes públicos del Estado» y el movimiento social de masas «sigue la lucha normal». «La economía sigue desarrollándose, los planes se siguen articulando», defendió Soto Rojas, para quien la oposición se presenta, entretanto, con un proyecto de «factura norteamericana» y sin «mando único».
En la misma línea se ubicó el politólogo Carlos Romero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela, quien observa «signos muy claros» de estabilidad política, militar y económica, lo que atribuyó a «que otros factores de poder en Venezuela han decidido esperar» un desenlace.
Aunque durante este período se han recibido noticias sobre la lenta recuperación de Chávez, «la pregunta central», como apunta Romero, es si «está o no está en condiciones de seguir siendo presidente de la República».
Y mientras se debate la continuidad o no del presidente, el chavismo tiene, a juicio de Magdaleno, el «control sobre los tiempos» en virtud de que el Supremo postergó la asunción presidencial, lo que les permite legitimar «socialmente» a Maduro como una opción electoral «verdaderamente competitiva» aunque sin la pretensión de que sea equivalente a Chávez.
EFE