Cuando se usa la política para fines personalistas, cuando el poder es un fin y no un medio para ayudar a todo el país sin discriminación, más temprano que tarde las bases se derrumban
La renuncia del papa Benedicto XVI y su llamado a la Unidad de la Iglesia me hacen reflexionar sobre una percepción de movimientos peligrosos dentro de la unidad misma del sector democrático del país. Los tiempos que corren en Venezuela son esencialmente difíciles para la democracia y la paz de la república.
Por ello los millones de votantes que sufragaran a favor de la candidatura democrática de Capriles, por los partidos políticos y especialmente pro al MUD como demostración y reconocimiento de la unidad necesaria debemos estar alerta del sabotaje externo y del auto sabotaje dentro de la unidad misma.
No hay manera de derrotar al chavismo sin unidad. El PSUV tiene militancia, mucho dinero y un Estado para lograr su objetivo de mantenerse en el poder. El resto del país, que es una tajada grande y también con oportunidad cierta de ganar las próximas elecciones requiere como condición fundamental que se mantenga la unidad aun en la diversidad.
Estos no son tiempos para los egos y las estrategias cortoplacistas. Aquí no hay espacio para imponer criterios. Estos son períodos para la negociación, para el reconocimiento mutuo, para construir sobre el extraordinario éxito de lograr más de 6.5 millones de votos en la mayor adversidad y competencia desleal que electoralmente se ha tenido durante la democracia venezolana.
Sobre lo positivo hay que construir, no sobre lo negativo. Reconocer errores, sí. Evaluarlos y corregir donde se pueda y se deba. Lo que los electores no perdonarán es que después de tanto esfuerzo la curva de crecimiento electoral se detenga. Algún lector se preguntará y qué pasó con las elecciones municipales. Lo que muchos sabían que pasaría.
El golpe de la derrota y la fecha de las elecciones jugaría una mala pasada. Lo importante y notorio es que la dirigencia de los partidos, sin excepción, jueguen transparentemente, que negocien y cedan donde sea preciso.
El fin superior para los demócratas es y tiene que ser la Unidad. Cuando se busca el poder para servir y para tratar de sacar a Venezuela de la fosa en que se hundió en esos últimos años hay que actuar con grandeza. No hay espacio para lo pequeño, para la división inútil, para la parcelita antes que la visión de conjunto.
El 23 de Enero la MUD nos presentó un manifiesto. Allí esta la base para fortalecer ese gran esfuerzo. Amplitud, muy importante. La sociedad civil, las ONG tiene que ser parte de esa gran plataforma tal como se ofreció. Es tiempo de sumar y sumar.
A los que quieren montar tienda aparte que reflexionen. El objetivo hay que mantenerlo focalizado. En días pasados la oposición y el país fueron testigos desde la Asamblea de las armas y las herramientas que el oficialismo es capaz de usar por mantenerse en el poder. Con los recursos del Estado pueden comprar conciencias, alcanzar objetivos.
La otra cara de la historia es que cuando no se tiene la razón, cuando se usa la política para fines personalistas, cuando el poder es un fin y no un medio para ayudar a todo el país sin discriminación, más temprano que tarde las bases se derrumban. No hay solo que mantener la Unidad democrática sino que hay que luchar por ella.
Oscar Hernández Bernalette