La ministra ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Valera, encabezó este sábado la desaparición total del recinto carcelario
Desde la Urbanización El Paraíso, en Caracas, justo frente al antiguo retén de La Planta, la ministra de Servicios Penitenciarios Iris Varela anunció nuevos proyectos para el que fuese el foco de tensión hace unos meses. Minutos después, La Planta dejó de existir.
La Ministra indicó que estaba reunida con miembros de las comunidades aledañas y que “cumpliendo las promesas del Comandante Chávez” se tomó la decisión “del sentimiento auténtico” del pueblo. “Ya ellos han podido dormir tranquilos estos días”, mencionó junto al alcalde Jorge Rodríguez y a la jefa de Gobierno del Distrito Capital, Jaqueline Faría.
Con la acción de un taladro hidráulico comenzó la destrucción del edificio reafirmando las palabras de Varela que indicaba minutos antes que “el Pueblo venezolano es testigo de la demolición de La Planta y ahora se dará paso al Parque Cipriano Castro”, un complejo que pretende mejorar la calidad de vida de los vecinos que durante años tuvieron que vivir a la merced del retén. En este sentido, Jaqueline Farías explicó que el parque se construye para terminar con una pesadilla “que finalizó gracias al Comandante Chávez”.
“La maquinaria está dispuesta para la demolición”, dijo señalando a las maquetas y planos del nuevo proyecto. Desde Santa Rosalía hasta San Agustín no existe “ni un liceo público”, dijo la titular de la cartera de asuntos penitenciarios, asegurando que ese es otro de los objetivos del proyecto del Gobierno.
“Hay unos túneles que comunican de vía subterránea al palacio de Miraflores y la gene va a poder disfrutar de eso que era desconocido”, explicó. Tras una pregunta sobre Yare y la situación actual del sistema carcelaria que Varela respondió de forma breve, el taladro se dirigió a las paredes que alguna vez albergaron caos en sus adentros. El polvo subió a lo alto dejando atrás el mes de mayo cuando las autoridades tuvieron que ponerse al frente de la situación para acabar con “la pesadilla” que las mismas autoridades han reconocido.