Todo un calvario viven los pacientes del mencionado hospital, ubicado en La Yaguara, el tiempo de espera por una cirugía, la falta de insumos así como precarias condiciones en la que se encuentra la infraestructura, son algunas de las quejas hechas por los usuarios quienes aseguran que la situación no ha sido atendida por el Gobierno en los últimos tres años
Las precarias condiciones en la que son atendidos los pacientes del Hospital Miguel Pérez Carreño, ubicado en La Yaguara, han obligado a los internos a manifestar sus quejas ante los medios de comunicación. Y es que aseguran que la falta de insumos y de personas así como el estado de abandono en el que se encuentran las instalaciones han convertido en un calvario el tiempo de espera por una cirugía, la cual puede tardar hasta dos y tres meses.
Para Daniel Sojo, paciente de traumatología, y quién lleva unos 25 días hospitalizado en el centro de salud, la ausencia camilleros, enfermeros demás personal médico ha impedido que sea atendido a cabalidad.
“Tengo un fractura en la pierna izquierda, tras haber sufrido de una accidente en mi motocicleta y a pesar que ya me han hecho todos los exámenes preoperatorios, lo que ha impedido que se lleve a cabo la intervención quirúrgica es la falta de una anestesiólogo”, se quejó.
Cuenta el recluído que la ausencia del especialista ha paralizado las operaciones de al menos 48 pacientes así como la falta de insumos como alcohol, gasa, yeso, anestesia y guantes para el equipo galeno.
Hacinamiento en la habitaciones
El hacinamiento en el centro hospitalario es uno de los puntos críticos, manifestó Sojo quien precisó que cada habitación tiene una capacidad limitada de siete pacientes y la realidad es que albergan entre 10 o 15 internos en un mismo cuarto.
“Como es posible que no tengamos ni un espacio para pasar nuestro percance dignamente”, exclamó al tiempo que relató lo incómodo que resulta dormir, comer, entre otras necesidades en un lugar, donde hay más de diez personas, sin mencionar los visitantes quienes se quedan acompañando a sus familiares hospitalizados”, afirmó.
Testimonio que coincide con el de, Jesuito Cacique, otro paciente que se encuentra en la misma habitación de Traumatología y quién expuso que la queja también recae en el irregular servicio del agua, que llega cada tres días, lo que impide que los internos se puedan realizar a diario sus hábitos higiénicos.
De igual forma, relató que el lugar se ha convertido en ambiente insalubre, pues el olor “a orina y vómitos se concentran en la habitación, lo que ha obligado a los visitantes a costear artículos de limpieza, a fin de asear y tener el área libre de pestilencias y contaminación”.
Negocio ilegal
Otras de las denuncias que se dieron a conocer, es que el personal de camilleros designados para el trasladado de los internos, se aprovechan de la incapacidad de algunos pacientes para cobrar de 30 a 50 bolívares por hacer su trabajo.
Según relata, el recluído Miguel Escobar, la corrupción camina por los pasillos, “este personal cobra un sueldo para ejercer su labor y con todo y eso se valen de la poca autoridad en el lugar, para negociar con los pacientes cada vez que requieren salir de sus habitaciones”.
También cuestionó la labor del la Guardia Nacional Bolivariana que se encuentra a las afueras de las institución, señaló que aunque aparentan resguardar el centro de salud restringiendo las visitas y controlando el destino de cada persona que ingrese, se observa a cada minuto un vendedor ambulante dentro de las habitaciones.
“Como es posible que para los visitantes sean un problema ingresar y los trabajadores informales que venden cigarro, café y almuerzo lo hagan sin ninguna limitación, que aunque no estamos cuestionando su actividad comercial, contribuyen a la corrupción cuando le pagan al personal de inseguridad para poder ingresar al hospital”.
Inseguridad en la emergencia
De acuerdo al testimonios de algunos visitantes, quienes se encontraban apostados en las afueras de la Sala de Emergencia del referido hospital, el clima de inseguridad que se “ vive en este lugar es cada vez más acentuado”. Así lo dijo una camarera, quien prefirió mantener su identidad en anonimato.
La trabajadora manifestó que aunque el centro de salud , se encuentra bajo el resguardo de la Guardia Nacional, los incesantes hechos ilícitos siguen ocurriendo. “Con gran frecuencia evidenciamos que algunos visitantes con familiares hospitalizados pasan la noche drogándose en los baños y nosotros sin poder reclamarle por miedo a que arremetan contra uno”.
Mairy Chourio
Mchourio@diariolavoz.net / @mairychourio