Elizabeth Taylor le debió parte de su notoriedad mundana a sus ocho matrimonios y a su gusto desmedido por las joyas.
“Las chicas grandes necesitan diamantes grandes”. Es una de las frases más famosas de la recordada actriz Elizabeth Taylor, quien además de cosechar grandes éxitos cinematográficos, tenía una amplia colección de joyas. También generó fuertes controversias por sus ocho matrimonios, ante las cuales ella se defendía señalando que: “Sólo me he acostado con hombres con los que me he casado. ¿Cuántas mujeres pueden decir eso?”.
Liz Taylor es una de las estrellas femeninas más rutilantes del cine en toda su historia. Entre los múltiples premios que ganó por su desempeño actoral se hallan: el Óscar, el Globo de oro, el BAFTA y el David de Donatello. Gracias a una condecoración de la reina Isabel II de Inglaterra, Dama Comandante del Imperio Británico, recibe el tratamiento de Dama, equivalente del masculino Sir.
Reconocida por su espectacular y deslumbrante belleza y actuación en películas como Cleopatra o ¿Quién teme a Virginia Woolf?, desde los años 50 se transformó en uno de los mitos del séptimo arte. Es también sumamente popular por su tormentosa vida privada y su pasión por las joyas. El American Film Institute la nombró como una de las mejores estrellas femeninas de todos los tiempos.
Los ojos violeta
Elizabeth Rosemond Taylor nació el 27 de febrero de 1932 en Londres, Inglaterra. Sus padres eran estadounidenses de clase media alta dedicados al comercio del arte, negocio que les ocupaba en la capital inglesa. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la familia Taylor retornó a Estados Unidos, estableciéndose en Los Ángeles.
Liz consiguió su primer contrato con la Universal a los 10 años, debutando en There’s one born every minute (1942).
Tras esta película, la Universal prescindió de la niña, siendo poco después contratada por la Metro Goldwyn Mayer. En este estudio Elizabeth se convirtió en una de sus más destacadas niñas prodigio de la época.
Con La cadena invisible (1943), película protagonizada por la perra Lassie, Liz debutó con fortuna en el glamouroso estudio. En esta primera etapa como actriz, intervino en títulos como Alma rebelde y Las rocas blancas de Dover, pero su salto definitivo al estrellato llegó con Fuego de juventud (1944), la cual protagonizó junto a Mickey Rooney.
Los años 40 terminaron con otra película de Lassie, la famosa versión de Mujercitas (1949) y Vivir con papá (1947). Ya convertida en una mujer, la hermosa intérprete de ojos violeta sería en las siguientes décadas la actriz más importante de Hollywood, no sólo por sus logros profesionales sino también por sus publicitadas andanzas sentimentales, que comenzaron en 1950 cuando contrajo matrimonio con el millonario Nicky Hilton Jr.
Los años 50 la confirmaron como una gran intérprete gracias a películas como El padre de la novia (1950), Un lugar en el sol (1951), La última vez que vi Paris (1954), Gigante (1956), La gata sobre el tejado de zinc (1958) y De repente, el último verano (1959), estas dos últimas fueron recompensadas con sendas nominaciones al Oscar.
Su vida matrimonial tuvo bastantes variaciones durante los años 50. El enlace con Hilton duró menos de un año y tras divorciarse en 1951, Liz se casó a lo largo de la década con el actor Michael Wilding, con el productor Mike Todd y con el cantante Eddie Fisher.
Tras ser nominada en varias ocasiones, logró la estatuilla dorada por su trabajo en Una mujer marcada de 1960. Después de esta película y el premio de la Academia de Hollywood, Liz se embarcó en el megaproyecto de Cleopatra, que, a pesar de su atropellado rodaje, se estrenó en 1963.
En esta película, compartía roles con el actor británico que encarnaba a Marco Antonio, Richard Burton, con quien Liz protagonizó uno de los idilios más célebres de toda la historia del cine. Se casaron en 1964, se divorciaron diez años después y volvieron a casarse en 1975, para terminar separándose definitivamente en 1976.
Liz Taylor y Richard Burton aparecieron juntos en una gran cantidad de films, como Hotel Internacional (1963), Castillos en la arena (1965), ¿Quién teme a Virginia Wolf? (1966, película por la cual Liz ganó su segundo Oscar), La mujer indomable y The comedians (1967), Doctor Fausto y La mujer maldita (1968), Pacto con el diablo (1972) y Bajo el bosque lácteo (1973).
Las décadas siguientes fueron menos prolíficas a nivel profesional para Liz, quien trabajó principalmente para productos televisivos y dedicó gran parte de su tiempo a promover la lucha contra diversas enfermedades como el cáncer (fue operada de un tumor cerebral) y el SIDA, especialmente tras la muerte de su gran amigo Rock Hudson.
Algunos de los títulos que rodó en su última etapa profesional fueron: Miércoles de ceniza (1973), El pájaro azul (1976), El espejo roto (1980) y Los Picapiedra (1994). Tras su divorcio de Burton, se volvió a casar en dos ocasiones más, en 1976 contrajo matrimonio con el político John Warner y su último esposo fue el albañil Larry Fortensky, con quien estuvo casada de 1991 a 1996.
Falleció el 23 de marzo del 2011 a la edad de 79 años, tras varias complicaciones de salud.
Burton, su gran amor
En 1962, en la filmación de Cleopatra, Liz Taylor conoció al actor Richard Burton, su gran amor, con quien se casó y se divorció en dos ocasiones y con el que adoptó a su cuarta hija. Sus constantes discusiones, su carácter borrascoso y sus polémicas declaraciones fueron la causa de grandes escándalos. Ríos de tinta corrieron desde el inicio de la publicitada película, hasta su divorcio en 1974, su reconciliación en 1975 y su nuevo divorcio en 1976.