CARACAS, (AFP). Una gran pancarta con un Hugo Chávez sonriente cubre los últimos pisos del hospital militar de Caracas, donde el presidente se recupera de un cáncer, mientras los venezolanos esperan que el mandatario aparezca en público tras casi una semana de su regreso de Cuba.
Miembros de la guardia presidencial, con sus boinas rojas, controlan el acceso al Hospital Militar Doctor Carlos Arvelo, mientras Chávez, según la prensa, permanece en una habitación del noveno piso.
El gobierno, que ha suministrado escasa información sobre la salud del presidente, pidió hace días respetar la calma en los alrededores del hospital y puso carteles gigantes con imágenes del líder venezolano y la frase «Chávez vive y sonríe».
Frente al recinto, la gente se pregunta: ¿Realmente Chávez está ahí? ¿Cuán enfermo está y cuándo aparecerá por fin?
«Unos dicen que está mejorando, otros que peor, otros que en Cuba o muerto», dice a la AFP José Acosta, de 24 años y que trabaja en la panadería ‘J. Kelly’, a pocos metros.
«Hay tantos rumores que uno no sabe qué pensar», agregó Acosta haciéndose eco de un sentimiento compartido por media docena personas entrevistadas por la AFP.
Un hombre con bata blanca de médico, con la palabra «radiología» bordada en el pecho, entró en la panadería, pero se negó a hablar sobre el presidente o el hospital diciendo: «Yo no sé nada».
En una pared también se ve la imagen de un Chávez sonriente junto a sus dos hijas y acostado en una cama de hospital, una de las cuatro únicas fotografías del mandatario difundidas por el gobierno el 15 de febrero, cuando todavía estaba Cuba.
En la entrada principal del hospital, uno de los guardias impidió el ingreso de un reportero de la AFP, argumentando que el Ministerio de Comunicación decide cuándo pueden entrar los periodistas.
El misterio que rodea la salud del presidente, de 58 años, genera incertidumbre sobre el futuro político del país con las mayores reservas de crudo del mundo. Tras 14 años en el poder, Chávez fue reelecto para un tercer mandato de seis años en octubre tras declararse «libre» del cáncer.
Pero el gobernante regresó inesperadamente el 10 de diciembre a Cuba para someterse a una cuarta cirugía contra el cáncer, del cual se desconoce su gravedad.
Esa fue la última vez que se le vio en público. Antes de partir, nombró al vicepresidente Nicolás Maduro como su sucesor.
Su toma de posesión prevista para el 10 de enero fue aplazada hasta que esté en condiciones de hacerlo ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), despertando duras críticas de la oposición. Unas elecciones anticipadas deberían convocarse en un lapso de 30 días si se declara la falta absoluta del presidente.
Ante la perspectiva de unas eventuales elecciones, la coalición opositora MUD se reunía este domingo para preparar la elección de un candidato unitario.
El último reporte médico difundido por el gobierno el jueves señaló que Chávez sigue padeciendo una insuficiencia respiratoria derivada de la cirugía cuya evolución «no ha sido favorable».
Chávez anunció su regreso al país en su cuenta en Twitter y el gobierno ha difundido mensajes firmados por él pero su voz, que cautivó a sus leales seguidores y enfureció a sus detractores, se ha mantenido en silencio. El mandatario tiene una cánula traqueal que le dificulta el habla.
Maduro, que ha multiplicado sus apariciones en los medios, insiste en que Chávez sigue al mando. La noche del viernes salió a desmentir rumores en las redes sociales sobre inestabilidad política y militar y aseguró que el mandatario se había reunido ese día por más de cinco horas con el alto mando político, comunicándose por escrito y dando instrucciones.
Pero el diputado opositor del partido Primero Justicia, Julio Borges, afirmó este domingo que la reunión es «totalmente falsa».
«Esa misma noche pacientes y familiares de pacientes que se encuentran en el Hospital Militar nos hicieron llegar la información, que el señor Nicolás Maduro llegó apenas una hora antes de dar la declaración», subrayó.
Un ex ministro de Defensa durante los dos primeros años del gobierno de Chávez, Raúl Salazar, dijo la semana pasada que una planta del hospital que se utilizaba para oficiales militares de alto rango se modificó hace un año y medio para convertirse en «un área exclusivamente presidencial».
María Mileno, de 32 años y que vende arepas (panecillo de maíz tradicionalmente venezolano) frente a las puertas del hospital, afirmó que trabajadores del centro de salud que le compran comida están divididos sobre si Chávez está ahí o no.
«No sabemos si en realidad esta ahí», expresó. Un amigo que trabaja en el departamento de radiología dijo que un colega «tomó rayos X del pecho de Chávez».
«En cuanto uno no ve algo, no puede confirmarlo o afirmarlo», dijo Mileno, recordando que había más seguridad, incluso con francotiradores, cuando Chávez se sometió a su tercer ciclo de quimioterapia en 2011 en ese hospital.
Mileno, como muchos venezolanos de escasos recursos, apoya al mandatario, muy popular en esta población debido a sus programas sociales financiados con los recursos petroleros.
«Chávez es un líder que se ha ganado el cariño del pueblo. Siempre piensa en el pueblo», añadió la mujer.
John Ochoa, que administra un restaurante una calle más abajo, también afirmó que «hay que ver para creer», aunque opina que la vida continúa pese a la ausencia del presidente.
«Todo sigue igual. Todos los días estamos trabajando, todo está funcionando normalmente», acotó. AFP