La campaña presidencial en Venezuela empezó oficialmente el domingo, cuando el presidente Hugo Chávez y el líder de la oposición Henrique Capriles encabezaron sendos mítines de sus seguidores, en lo que promete ser una dura batalla que culminará con la elección en octubre.
Chávez llevaba su clásica boina roja mientras saludaba y lanzaba besos a la multitud de simpatizantes desde arriba de un camión que rodó unos 18 kilómetros desde un pequeño poblado del estado Carabobo hasta la vecina capital del estado Aragua, Maracay, donde ofreció un largo discurso.
«¡Arrancó el huracán bolivariano!», dijo Chávez a una multitud. «Los vamos a pulverizar».
Capriles arrancó su campaña con mítines en sitios opuestos del país: el estado de Bolívar, en el sureste del país, y en el estado occidental de Zulia.
Sin mencionar al mandatario por su nombre, Capriles dijo a sus partidarios en el estado Bolívar, que «el que está en el poder, a él solamente le interesa algo, es quedarse en el poder».
«Yo formo parte de un nuevo liderazgo… yo estoy aquí para buscarle solución a sus problemas», acotó.
Capriles llevaba una diadema indígena adornada con plumas y prometió ayudar a las «comunidades indígenas, los pueblos más olvidados en nuestra Venezuela». También comprometió luchar contra la violencia criminal y la inflación.
Chávez ha ocupado la silla presidencial desde 1999 y busca quedarse otros seis años tras la elección del 7 de octubre.
El presidente de 57 años empezó su campaña luego de someterse por meses a un tratamiento contra el cáncer que ha creado incertidumbre sobre su futuro político. La semana pasada, Chávez reiteró que se ha realizado pruebas luego de su más reciente sesión de terapia en Cuba y que todo va bien.
«Los resultados fueron todos positivos», dijo Chávez. En una aparente referencia a posteriores tratamientos contra el cáncer, agregó: «En este momento el horizonte al que veo, y en el que pienso, y en el que siento, no tengo previsto nada de eso. Lo que tengo previsto es batallar y triunfar».
En el último año, Chávez se ha sometido a dos cirugías para removerle tumores de la región pélvica, la más reciente en febrero. Chávez no ha dado a conocer los detalles de su enfermedad, como el tipo de cáncer o la ubicación concreta de los tumores.
Chávez se refirió a su enfermedad sólo brevemente en su discurso de campaña del domingo, manifestando que está agradecido a Dios «por permitirme haber recorrido este año difícil que pasó, y haber llegado aquí hoy».
Chávez ha encabezado las encuestas recientes de intención de voto, aunque los resultados han variado ampliamente. El gobierno dice que según los sondeos, el presidente tiene una ventaja de casi 20 puntos porcentuales, mientras que la encuestadora Consultores 21 dio a conocer la semana pasada sondeos en los que muestra a ambos candidatos muy parejos.
Según una encuesta de intención de voto, que incluyó a unos 2.000 electores y que fue realizada entre el 2 y 12 de junio por Consultores 21, Chávez seguía al frente en las preferencias del electorado con 47,9%, en comparación con el 44,5% de Capriles.
Su segundo sondeo, realizado entre el 15 y 26 de junio, y que incluyó a 1.000 entrevistados, arrojó un resultado casi uniforme.
La primera encuesta tiene un margen de error de 2,24 puntos porcentuales, mientras que la segunda tuvo un margen de error de 3,2. En ambos casos, alrededor del 8% de los votantes dijeron que estaban indecisos. La encuestadora dijo que el sondeo se llevó a cabo para varios clientes, pero no los identificó.
Chávez desestimó a Capriles llamándolo «el majunche», un adjetivo que los venezolanos usan para describir algo de mala calidad, deslucido o mediocre.
«¡Ya están derrotados!», exclamó Chávez. «Yo jamás tuve contendores tan aburridos».
En respuesta a tales ataques verbales, Capriles dijo: «Las propuestas hoy del gobierno se resumen en tres cosas: amenazas, insultos y miedo parejo».
Capriles, de 39 años, ganó en la votación primaria en febrero y antes del inicio de la campaña se separó de su cargo como gobernador del estado Miranda para dedicarse a la campaña.
Capriles ha estado recorriendo el país con visitas de casa en casa, mientras que Chávez en gran parte ha limitado sus apariciones públicas a actos de gobierno en Caracas.
Chávez se ha comprometido a impulsar a Venezuela aún más hacia el socialismo en caso de ser reelegido. Ha utilizado las ganancias petroleras del país para financiar programas sociales para los pobres, lo que le ha ayudado a mantener su popularidad, y ha dicho que también busca ampliar su movimiento, la «Revolución Bolivariana», durante los próximos años.
Capriles y otros políticos de oposición sostienen que las políticas de Chávez han destrozado la economía, agravaron la delincuencia y han convertido al país en un destino poco atractivo para la inversión.
Capriles dice que apoya los programas sociales para los pobres, pero también critica las expropiaciones del gobierno de empresas privadas y dice que de ser elegido estimularía la inversión privada para generar empleos. AP