Los cardenales reunidos este martes para la tercera congregación o asamblea previa al cónclave enviaron un telegrama al Papa emérito Benedicto XVI y deberán establecer en pocos días la fecha para la elección del nuevo pontífice, mientras el escándalo de Vatileaks ronda en las reuniones.
«Los padres cardenales, unidos en el Vaticano para su congregación general en vista de su próximo cónclave, le enviamos todos juntos un cariñoso saludo y agradecemos su luminoso ministerio petrino, así como el reconocimiento por el ejemplo que ha dado de una generosa solicitud pastoral por el bien de la Iglesia y del mundo», escribieron por medio del cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio.
En total 148 cardenales, entre electores y mayores de 80 años, asistieron a esa asamblea clave para elaborar el perfil del sucesor de Benedicto XVI, quien renunció inesperadamente al trono de Pedro.
Entre los 115 electores con derecho al voto por tener menos de 80 años, cinco no han llegado, según precisó el vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi. «Cada uno tiene sus propios compromisos y se están organizando para llegar», explicó Lombardi tras recalcar que tienen hasta 20 días.
«No me atrevo a dar una fecha del Cónclave», reconoció Lombardi. «No es necesario que todos los cardenales estén presentes para fijar la fecha del cónclave, hay que dejarles sí el tiempo para llegar y poder participar», precisó, por lo que no se descarta que se convoque para el domingo o lunes próximos.
Lombardi no ha querido abordar el asunto más candente, el contenido de las intervenciones de los cardenales, quienes se negaron este martes a dar declaraciones a la prensa. A diferencia del primer día, los purpurados han sido reacios a hablar y evitan ingresar por la puerta lateral del Vaticano, donde un pelotón de cámaras de televisión, fotógrafos y reporteros los esperan.
Ninguno de los llamados «papables» han entrado por esa puerta a la gran asamblea de la jerarquía de la Iglesia católica, donde se busca al sucesor del primer Papa que renunció en la era moderna. Según la prensa italiana, un grupo de cardenales, entre ellos el brasileño Raymundo Damasceno Assis, presidente de la conferencia episcopal de su país, exige que se den a conocer las conclusiones del informe sobre Vatileaks, el escándalo sobre la fuga de documentos confidenciales de Benedicto XVI.
Dos importantes medios de comunicación de Italia, el diario La Repubblica y la revista Panorama, aseguraron que el Papa decidió renunciar al cargo tras recibir un informe ultrasecreto de 300 páginas, realizado por tres ancianos e intachables cardenales, en el que se revela una trama de corrupción, sexo y tráfico de influencias dentro de la Curia Romana.
En una nota oficial divulgada tres días antes de su renuncia, el Vaticano adelantó que Benedicto XVI decidió entregar «exclusivamente» a su sucesor el informe ultrasecreto, pero no prohibió a sus autores hablar del asunto.
Por ello varios purpurados consideran indispensable tal información para escoger al nuevo Papa. En un entrevista al diario italiano La Stampa, Damasceno Assis reconoció que no es necesario tener el documento completo, pero sí «conocer el núcleo central» de cara a una elección tan importante. «Seguro que su contenido influirá en las votaciones», declaró.
La mayoría de los cardenales exigen una reforma de la Curia Romana y por ello varios observadores y expertos indican entre los favoritos a aquellos que saben combinar experiencia pastoral con manejo de los problemas internos, para que agilice el gobierno central de la Iglesia y sobre todo opere con transparencia.
En esa lista figuran los nombres del brasileño Odilo Scherer (Sao Paulo), del filipino Luis Antonio Tagle (Manila) y del sudafricano Wilfrid Napier (Durban), provenientes de iglesias jóvenes, pero que no conocen la compleja maquinaria del Vaticano y sus controvertidas conexiones con el poder.
También figura el cardenal canadiense Marc Ouellet, apreciado en América Latina por su experiencia en Colombia, quien desde hace un par de años trabaja en la Curia Romana. Para algunos es necesario que se indique no sólo al Papa sino también a su mano derecha en la Secretaría de Estado, figura clave dentro del engranaje de la Santa Sede y que en general ha estado a cargo de un italiano.
«La gobernabilidad es ahora el tema número uno», sostiene el vaticanista estadounidense John Allen. Por ello, tanto Lombardi como los expertos, insisten en que los cardenales «se tomarán el tiempo necesario» para escoger al líder ideal de la Iglesia católica del siglo XXI.
AFP