El presidente de la República, Hugo Chávez, fallecido el pasado martes, ha sido un «hombre de desafíos», con un liderazgo «intransferible» tanto en su país como en Latinoamérica, explica en una entrevista con Efe Modesto Guerrero, uno de sus biógrafos.
«Chávez fue un líder original para su tiempo histórico que tuvo la capacidad política individual de cargarse al hombro a un continente entero, como problema, y caminar buscando solución para ello», señala Guerrero, autor de la biografía «Chávez: el hombre que desafió a la historia», que acaba de editarse en Argentina.
Según este periodista venezolano, lo que hace «más paradójica» a la figura del fallecido gobernante es que no vino de la política sino de las Fuerzas Armadas, a las que ingresó en 1971. «Es, por tanto, un hombre-paradoja, es un hombre de desafíos, es un soñador que buscó explorar en el mundo social, lo que no encontró en el mundo militar», explica Guerrero, que conoció a Chávez en 1995 y sobre quien, asegura, escribió una «biografía independiente, no oficial».
Confrontativa, controvertida, versátil, histriónica, son los adjetivos que, a su juicio, mejor le calzaron a la personalidad de Chávez, características que inevitablemente producen en los demás reacciones de amor o de odio, nunca neutrales.
Según Guerrero, el bolivariano siempre tuvo necesidad de destacarse y de ser reconocido socialmente y tuvo, antes que la vocación del poder, la del artista plástico, la del poeta y hasta la de ser un pelotero de las grandes ligas de béisbol, anhelos que no concretó.
«Siempre fue un líder. A los 20 años ya era líder en su barrio dirigiendo la elección de la reina de belleza barrial o se iba a la universidad a hacer teatro y se hacía líder muy rápido del grupo. Tenía condiciones naturales de líder», continúa el periodista, que editó su primera biografía del fallecido presidente en 2007, bajo el título «¿Quién inventó a Chávez?».
Fue sin embargo en el Ejercito donde descubrió su vocación por la política, un sendero que le llevó a liderar en 1992 un fallido alzamiento militar contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
La prisión que sufrió tras el golpe propició la reflexión no solo sobre el futuro de Venezuela sino del escenario latinoamericano. «En 1992, cuando cae preso, se dedica dos años a estudiar los fenómenos latinoamericanos. Se vuelve un estudioso de fenómenos que no había tenido tiempo de estudiar porque era militar. Ahora era un preso con 24 horas libres al día», relata Guerrero.
Según el escritor, con la muerte de Chávez, el «chavismo» como tal se desarma como un castillo de naipes, aunque el legado del gobernante tiene como reaseguro otros dos componentes del sistema político ideado por el militar. «Para la oposición será difícil quebrar o agrietar este sistema aun sin Chávez porque no está armado solo sobre Chávez y su personalidad, que era mucha, sino además por el partido militar, que es de izquierda, y por los movimientos sociales, que resguardan y preservan el legado de Chávez», sostiene.
Aun así, afirma que el espacio de liderazgo que deja vacío Chávez no podrá ser ocupado por el vicepresidente, Nicolás Maduro, ni otros altos cargos de Gobierno que vienen probándose en los últimos 18 meses. «Es un liderazgo intransferible porque Chávez era único e irrepetible. Este tipo de personalidades, cuando adquieren esa relevancia histórica, no tienen repetición. Tiene que venir otro acontecimiento histórico que produzca otra personalidad histórica», opina.
Es un vacío, asegura, que «no puede ser llenado por nadie en particular tampoco en Latinoamérica, ni por Cristina Fernández, ni Lula da Silva, ni Dilma Rousseff, ni Rafael Correa, no porque no tengan cualidades individuales sino porque no están sobre una ola histórica, que es lo único que te produce como fenómeno histórico».
Según Guerrero, que reside en Argentina, la «conmoción» que se ha producido en Venezuela por la muerte de Chávez se debe a que el «pueblo no estaba preparado para la noticia» porque «el Gobierno manejó la información de tal manera que apostó a una recuperación clínica del presidente y alimentó así la esperanza en el pueblo».
EFE