Uno de los veredictos más concluyentes sobre el liderazgo de Hugo Chávez en Venezuela salió de un médico que se hizo famoso por asegurar que tenía conocimiento interno de que el cáncer eventualmente mataría al presidente de Venezuela.
Fueron declaraciones ampliamente cubiertas por los medios de comunicación opositores, ansiosos por llenar el vacío dejado por la falta de información oficial sobre el estado de salud de Chávez. Más allá de la verdad del diagnóstico del doctor José Rafael Marquina, un venezolano con residencia en Florida,
EE.UU., también trascendió su crítica sobre el estilo de gobierno del ahora fallecido mandatario. En una entrevista para el diario local Tal Cual en diciembre de 2012, dijo: «Chávez lidió con su enfermedad de la misma forma que lo hizo con el país, de un modo improvisado».
Desde el inicio de su mandato, hace 14 años, Chávez se caracterizó por gobernar de manera espontánea.
Una y otra vez, el presidente tomó decisiones importantes durante su programa semanal de televisión «Aló Presidente».
Fue particularmente propenso a soluciones rápidas en la política económica, como devaluaciones monetarias, expropiaciones de empresas privadas y decisiones con impacto en la inflación, como aumentar el salario del sector público, en vez de abordar los problemas estructurales subyacentes.
El estilo combativo continuó incluso con un Chávez convaleciente en Cuba, con un vicepresidente, Nicolás Maduro, implementando en febrero pasado una devaluación del 32%.
Como resultado, Chávez dejó una nación acorralada por una infraestructura en ruinas, un gasto público insostenible y una industria con bajo rendimiento. Sin embargo, gracias a sus programas sociales, no hay duda de que los pobres en Venezuela se han beneficiado de la riqueza petrolera del país, mucho más de lo que lo hicieron durante los gobiernos de las llamadas élites corruptas.
Pero existen fuertes sospechas de que buena parte del dinero fue desperdiciado, no sólo por la corrupción, sino también por pura incompetencia.
BBC Mundo