Con el devenir del tiempo, surgió la identificación plena con el sueño que representó y seguirá representando Hugo Chávez Frías, plasmado en el socialismo bolivariano, “Hecho en Venezuela”. Sus fuerzas y vigor en las ideas, deben seguir vigente en el relevo
Mantener vivos los deseos del presidente Chávez es el mejor tributo que cada uno de nosotros podemos rendirle a este insigne hombre que, como describió Eva Golinger, pertenecen a una especie humana que llega a la humanidad cada 500 años.
Hugo Rafael Chávez Frías, un hombre excepcional, el venezolano más universal de la contemporaneidad, sin duda, deja un legado sembrado en una millonaria multitud de venezolanos y venezolanas, latinoamericanos, e incluso norteamericanos, africanos y europeos, que nos permite dar continuidad al proyecto al que -prácticamente- dedicó toda su vida sin importar los riesgos.
Antes de la llegada de Chávez al poder en 1999, desde la trinchera económica, me tocó emprender una lucha contra la estructura hegemónica incrustada en Venezuela por la banca privada y los monopolios nacionales y trasnacionales. En el primer caso, el de la banca, demandé a título personal, las altas tasas de interés, por solo citar un ejemplo. Luchamos contra el neoliberalismo de CAP II y tratados como el ALCA. Aunque no de manera explícita, ya corríamos en la misma dirección.
Las circunstancias posteriores me llevaron a tener una relación directa con Chávez. Eran los tiempos turbulentos del inicio de las primeras leyes habilitantes confeccionadas en la revolución Bolivariana y en las que se planteaba un cambio profundo en el modelo económico y productivo del país, a fin de hacerlo más humano, más justo y más equitativo en cuanto a la distribución de la riqueza.
Desde mi condición de presidente de Fedeindustria, me tocó ser contactado por el presidente Hugo Chávez, cuando advertimos sobre un inminente caos institucional por las acciones que desde otros gremios empresariales como Fedecámaras, Consecomercio y Conindustria se llevaban a cabo para impedir el proceso habilitante de aquel entonces.
De allí en adelante, la relación evolucionó. Fue posible, y lo digo con profundo orgullo y convicción, compartir con el Hugo Chávez sin la investidura de Jefe de Estado, aunque lo fuera. Fue posible conocer al Hugo amigo, compañero, visionario, soñador, humanista, bromista, sincero, espontáneo.
Ese que fue capaz -a media de noche- de despertar a un ministro para preguntarle por el estatus de un programa que se está desarrollando para las pequeñas y medianas industrias que representa la institución que presido, Fedeindustria.
Con el devenir del tiempo, surgió la identificación plena con el sueño que representó y seguirá representando Hugo Chávez Frías, plasmado en el socialismo bolivariano, “Hecho en Venezuela”. Sus fuerzas y vigor en las ideas, deben seguir vigente en el relevo.
Miguel Pérez Abad