Alcalde venezolano aspira que El Doral “sirva de ejemplo a otras ciudades” en Estados Unidos
“Dios ha sido bueno conmigo. Me ha bendecido mucho económicamente y yo la única razón por la que no me retiro es porque tengo esta vocación de ayudar a la gente”. Con estas palabras, el hombre que llegó a vender tostones en la avenida Baralt de Caracas para levantar a su familia, explica porque, después de haberse convertido en un exitoso empresario, incursionó en el mundo de la política
“Aunque yo soy ciudadano americano, aunque yo amo esta tierra porque aquí me he desarrollado, reconozco que nací en Venezuela, que viví allá 33 años de mi vida y que he visto el deterioro desde el principio. Venezuela ha sido un país extraordinario, donde ha habido de todo, pero los venezolanos han sido echados de su país, no sólo por la inseguridad, sino también por la falta de motivación y de oportunidades”.
Con estas palabras, Luigi Boria, el primer venezolano en ser electo alcalde en una ciudad de Estados Unidos, define la fuga de talento y profesionales venezolanos que han emigrado a otros países en busca de un futuro mejor. En noviembre pasado, Boria fue electo para regir los destinos de El Doral, una localidad ubicada en las adyacencias del Aeropuerto de Miami en la que residen 46 mil personas (79% de origen hispano) y es una de las preferidas de la comunidad venezolana del sur de Florida.
El criollo
Víctima directa de los primeros dejos de inseguridad en Venezuela, pues su papá fue asesinado para asaltarlo cuando él tan sólo tenía 15 años, Luigi Boria, nació un 23 de abril de 1958 en Caracas, ciudad a la que sus padres italianos habían emigrado en busca de una vida mejor.
Tras la violenta muerte de su padre, Luigi Boria tuvo que hacerse cargo de la bodeguita de El Silencio que servía de sustento para su familia. Los años pasaron, pero las penurias no y tras tener que cerrar la bodega, el hoy alcalde tuvo que trabajar como herrero y cargando cadáveres en el Hospital Militar.
Su madre, que para esa época tenía un kiosquito en el que preparaba almuerzos para los ejecutivos de la General Motors Corporation, consiguió un trabajo para el joven Luigi en el departamento de inventario de la empresa automotriz, donde obtuvo el dinero para pagar sus estudios universitarios.
En 1982 se graduó de la Universidad Católica Andrés Bello en Venezuela, donde logró una licenciatura en contabilidad. Se casó con su novia de la universidad, Graciela, a quien lleva unido 30 años, durante los cuales han nacido dos hijos, Alejandro y Lorena María y recientemente, dos nietos.
Junto a su esposa y tras un intento fallido de ganarse la vida vendiendo seguros, en 1983, abrió su primera empresa en Caracas, “un local de apenas nueve metros cuadrados en el Unicentro El Marqués”, recuerda Boria, “ahí vendíamos productos de computación y trabajábamos a domicilio”.
La pequeña empresa fue creciendo y luego pensó abrir una compañía similar en Estados Unidos, de la cual se ocupó, inicialmente, su cuñado. En 1989, se fue a Miami con una doble intención: vacaciones familiares y supervisar el funcionamiento del negocio que estaba localizado en El Doral. En pocos días, se dio cuenta de que esta nueva empresa necesitaba su presencia y así lo que comenzó como unas vacaciones de tan sólo 30 días, se convirtieron en 23 años ya en territorio norteamericano.
Hoy en día esta compañía, denominada TWC The Wise Computer, es distribuidora de las principales marcas de computación. La empresa se mantiene en Venezuela, en Los Ruices y su tercera compañía, TMC-The Computer Magic, ya está en Colombia.
En El Doral
“Dios ha sido bueno conmigo. Me ha bendecido mucho económicamente y yo la única razón por la que no me retiro es porque tengo esta vocación de ayudar a la gente”. Con estas palabras, Luigi Boria explica porque, después de haberse convertido en un exitoso empresario, incursionó en el mundo de la política.
Primero, dirigió la Junta de Hombres y Mujeres de Negocios en la zona donde estaba su empresa, luego presidió la Asociación de Vecinos de su comunidad para, finalmente, postularse como concejal, cargo que ostentó desde el 2010 hasta noviembre del 2012, cuando fue electo alcalde de El Doral.
Boria se impuso con 2 mil 572 votos, lo que representó el 54,58% del total de electores de esta zona en la que los venezolanos son una fuerza mayoritaria. En este cargo, aspira a convertir a El Doral en una ciudad modelo para todo el mundo, al aplicar sus conocimientos como empresario al manejo municipal.
Entre sus metas está ampliar la extensión de El Doral de 15 a 17,5 mil millas cuadradas e incrementar el número de habitantes hasta 100 mil, pues pretende que la calidad de vida ofrecida por su ciudad sea una motivación para que muchas personas pongan los ojos en ella. “Cuando El Doral sirva de ejemplo a otras ciudades, habré cumplido mi meta”.
Parte importante de la labor de Boria en El Doral es continuar y afianzar los programas antidroga, como el Parks and Police 4 Kids y el Drug Abuse Resistance Education (DARE), en los cuales se ofrecen talleres preventivos y de rehabilitación.
Considerado por sus seguidores como el “ejemplo de la Venezuela meritocrática que triunfa sin importancia el lugar, ni las condiciones”, Luigi Boria reconoce que no está seguro si le gustaría ser alcalde de un municipio capitalino porque considera que, en nuestro país, existen muchas limitaciones burocráticas que impiden que el trabajo de un administrador público se concentre en su verdadero objetivo: servir a la gente.
Vendiendo tostones en la avenida Baralt
“Yo llegaba a extranjería con mi cesta de tostones y me metía por las oficinas a venderlos. Yo caminada vendiendo mis tostones por la avenida Baralt, por Los Próceres, era algo que yo disfrutaba porque era una época muy linda y había libertad en las calles”. Este es el recuerdo que Luigi Boria tiene de Venezuela, después de 23 años de ausencia
Edda Pujadas / Twitter: @epujadas