El legado de Chávez ya forma parte de los pueblos latinoamericanos, y su mensaje de la política motivada por el amor el servicio a la ciudadanía, ha sido una luz mundial
Javier Colomo Ugarte
La expresión más singular y destacada de la personalidad política de Hugo Chávez ha sido el amor. Chávez ha sido el líder político de la historia de la humanidad donde la cualidad humana del amor con mayor fuerza se ha manifestado en el quehacer político.
De Simón Bolívar adquirió el amor a la patria venezolana y la patria grande latinoamericana; del cristianismo el amor a los más necesitados y a la humanidad, y de los revolucionarios que desde 1789 creyeron que el mundo no tenía porque ser inexorablemente un valle de lágrimas, sino que era posible crear la felicidad social en la Tierra, tomó el espíritu transformador aplicado a la política.
Pero Hugo Chávez no solo revolucionó la política con la impronta del amor en cuanto al objetivo de la soberanía patria y el objetivo de alcanzar una democracia social, sino que revolucionó el método para conseguir tan nobles objetivos. La historia contemporánea ha tenido lideres revolucionarios que en nombre de objetivos liberadores y sociales han justificado métodos cruentos como el recurso a las guerras de dominación y la persecución implacable de sus enemigos, pero Chávez creyó en la capacidad transformadora pacífica, creyó en la paz universal como el sustrato sobre el que la humanidad puede alcanzar el objetivo de la fraternidad.
Durante su mandato, la oligarquía venezolana, los mandatarios de los países occidentales, particularmente EEUU y los latifundios mediáticos occidentales se han unido en una cruzada contra la figura de Chávez, quien tuvo que soportar la guerra sucia de campañas en su contra, un golpe de Estado y el constante asedio antidemocrático por parte de quienes lo convirtieron en su enemigo por sus ideales patrióticos y sociales; pero, de todos esos intentos, Chávez fue rescatado por el pueblo, lo hicieron los soldados rasos y los oficiales de menor graduación en el golpe de Estado del 2002, y lo ha hecho el pueblo con sus votos en todas las elecciones en las que revalidó su mandato al frente del Estado venezolano.
El legado de Chávez ya forma parte de los pueblos latinoamericanos, y su mensaje de la política motivada por el amor el servicio a la ciudadanía, ha sido una luz mundial en medio de la oscuridad de la degradación de la política pensada para el interés de minoritarios grupos de poder financieros, dirigida por políticos profesionales carentes de cualquier motivación que no sea el servicio a esos poderes, el lucro personal y la soberbia de la notoriedad.
Ahora esa luz de la política inspirada en el amor a la humanidad, tratará de ser apagada por los latifundios mediáticos mercenarios de los poderes fácticos que ambicionan un mundo dominado por unas pocas naciones para su interés exclusivo. En ese empeño estos latifundios mediáticos desempolvaran sus editoriales ya preparados con anterioridad a la muerte de Chávez para desvirtuar su legado, pero toca a los revolucionarios, principalmente a los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), hacer frente a esa campaña que no cesará en mucho tiempo y que tendrá su punto álgido en las próximas elecciones para elegir al nuevo presidente del Estado venezolano; toca también hacerlo a todos los amantes de la gran patria latinoamericana impulsando el sueño de Bolívar, y toca también, a los que en todas las naciones del mundo aspiran a un mundo fraternal y de respeto entre naciones, hacia el que solo será posible transitar cuando la política basada en el amor a la humanidad sea la motivación que impulse al compromiso político.