«Los israelíes están formando su nuevo Gobierno y es poco probable que algo suceda antes de que haya algo de estabilidad allá», declaró el mandatario de EE. UU.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró en una entrevista difundida ayer a medios que ve «difícil ahora mismo» romper la parálisis en el proceso de paz palestino-israelí, congelado desde 2010. «Los israelíes están formando su nuevo Gobierno y es poco probable que algo suceda antes de que haya algo de estabilidad allá», declaró en la entrevista concedida con motivo de su primera visita como presidente a Israel y la Autonomía Palestina, la próxima semana.
Obama señaló que el diálogo de paz es «complicado» y «difícil», pero sigue siendo «el mejor y único camino». «Cómo llegamos a esas conversaciones, si van a ser pronto o necesitan más trabajo previo en el terreno es parte de lo que exploraré cuando esté allá», dijo en referencia a su visita, que tendrá lugar del 20 al 22 de marzo. Un viaje que afronta con el «objetivo» de «escuchar» de boca de los líderes israelíes y palestinos «cuál es su estrategia, su visión, dónde creen que deberían ir». «Lo que sé es que está profundamente en el interés tanto del pueblo israelí como del palestino resolver esto, en parte porque el entorno (Oriente Medio) ha cambiado drásticamente», apuntó.
La Primavera Árabe, prosiguió, ha hecho a la vez «más duro» alcanzar la paz, por la «legítima preocupación» de Israel ante la inestabilidad regional, pero también más necesario porque el Estado judío «ya no puede contar en unos cuantos autócratas» y «tiene un interés en hablar a la calle árabe» pese «al sentimiento anti-israelí que pueda haber». Obama explicó que, trasmitirá a Netanyahu y Abbas que «la única solución es que cada parte reconozca el legítimo interés de la otra» y criticó la decisión palestina de pedir su reconocimiento como Estado en Naciones Unidas.
Netanyahu, por su parte, «debe tener un interés en reforzar el liderazgo moderado en la Autoridad Palestina y asegurarse de que temas como los asentamientos deben verse desde el prisma de si esto está haciendo más difícil o fácil para los palestinos moderados sentarse en la mesa de negociaciones», agregó. En este sentido, el presidente subrayó que «resolver el asunto palestino es bueno para la seguridad de Israel», algo que «obviamente no puede resolver solo pero tampoco puede parar de intentarlo».
«No es un asunto de concesiones unilaterales, sino de las dos partes reconociendo que sus futuros en algunos sentidos van a estar unidos inexorablemente e Israel será más seguro y próspero si se resuelve el asunto», agregó. Obama alabó al presidente palestino, Mahmoud Abbas, y a su primer ministro, Salam Fayad, por haber «mostrado continuamente su compromiso con la no violencia y el reconocimiento de Israel» y su «trabajo excelente, que debemos apoyar, en mantener la seguridad en Cisjordania».
«Pero también tienes Hamas en Gaza y eso obviamente genera una situación caótica y Hamas no ha sido capaz de ir a la mesa a aceptar las condiciones del Cuarteto que le permitirían ser un socio serio en las negociaciones», matizó. En cuanto a su tensa relación con Netanyahu, Obama aseguró que no visitó Israel durante su primera legislatura por el tiempo que requería lidiar con la desaceleración económica en su país y subrayó que las «diferencias» entre ambos siempre han sido políticas y nunca personales.
«Bibi (nombre de pila de Netanyahu) y yo hemos tenido diferencias, pero las relaciones entre los dos países y sus pueblos son tan fuertes que las diferencias de política, no personales, han sido resueltas», argumentó.
«Soy muy sincero sobre mis puntos de vista y él también. Es también cierto que éste es uno de esos escasos momentos en que hay un Gobierno de centro-izquierda en EE. UU. al tiempo que hay un Gobierno más conservador en Israel. Eso quizás pone algo de tirantez, no necesariamente entre yo y el primer ministro, sino entre gobiernos, sobre cómo abordar algunos asuntos», dijo.
Agencias