El presidente colombiano Juan Manuel Santos reveló que, en el último año un total de 2.200 líderes de bandas criminales fueron detenidos en el departamento de Antioquia, ubicado en el Noroeste del país
BOGOTÁ. Una ola de violencia irrumpió en los últimos días en Medellín, justo después de que el pasado 1 de marzo esta ciudad colombiana recibiera el galardón a la urbe más innovadora del mundo y quedara por encima de Nueva York y Tel Aviv. Esta paradoja es fruto de «la mutación que ha experimentado la violencia en Medellín en los últimos 30 años», dijo el vicealcalde de Gobernabilidad, Seguridad y Servicio a los Ciudadanos de la Alcaldía de esa ciudad, Luis Fernando Suárez.
Medellín cargó el estigma de ser el núcleo urbano más peligroso y violento del mundo desde la década de 1990, y luego atravesó una fase de presencia de guerrilla, otra de paramilitares y por último sufre la pugna por el control territorial de bandas criminales o «combos» que se dedican al microtráfico y a la extorsión. Según Suárez, la Fiscalía, la Policía y la Alcaldía han unido sus fuerzas y han logrado por ejemplo reducir la cifra de homicidios por cada 100.000 habitantes en 25% al pasar de 1.649 muertes violentas en 2011 a 1.175 en el 2012.
No obstante, el pasado fin de semana se registró uno de los mayores índices de muertes violentas derivadas de luchas de bandas con 24 sucesos: seis ocurrieron el viernes, 13 el sábado y seis el domingo, mientras que la tendencia continuó el lunes con cinco asesinatos, según Suárez. Esta situación motivó a que incluso el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenara ayer al director de la Policía Nacional, el general Roberto León Riaño, que viaje el próximo lunes a Medellín para que «se haga cargo directamente de la situación de la ciudad hasta que se retome la tranquilidad».
Santos reveló que, en el último año un total de 2.200 líderes de bandas criminales fueron detenidos en el departamento de Antioquia, ubicado en el Noroeste del país y del que la capital es Medellín. Sin embargo, esa ofensiva de las autoridades contra las bandas y combos, aglomeradas en unas 10 grandes organizaciones criminales que son objetivo de un grupo élite policial, ha propiciado luchas internas entre los demás integrantes que aspiran a hacerse con el cargo.
Ese fue el caso de una matanza de un grupo de nueve personas, en el que al parecer había líderes de una banda narcotraficante y prostitutas, que aparecieron asesinadas el pasado 31 de diciembre en una lujosa finca de Envigado, una localidad vecina a Medellín donde el difunto capo Pablo Escobar construyó su propia cárcel. «Allí mataron a algunos de los cabecillas, lo que pensamos que ha generado una confrontación mayor al interior de las distintas bandas que hacen presencia en la ciudad por tener el control territorial», agregó Suárez.
De acuerdo a la información de la inteligencia policial, la decena de las llamadas «organizaciones delincuenciales integradas al narcotráfico» alberga a unos 119 combos, en los que operan entre 3.600 y 5.000 personas. Medellín tiene 2,7 millones de habitantes. Las situaciones más delicadas se presentan en los asentamientos de la Comuna 13 y la 8, donde las autoridades han desplegado operativos especiales.
Precisamente son esos inmensos barrios de asentamientos irregulares ubicados en las empinadas colinas de Medellín los que atestiguaron una de las primeras acciones urbanísticas por la inclusión y la innovación, pues fueron beneficiados en 2008 con la construcción del Metrocable. Estos teleféricos, unidos a escaleras mecánicas para salvar los desniveles y un modelo de transporte que concibe la ciudad como un todo por el desarrollo y la inclusión fueron los motivos que llevaron al centro internacional Urban Land Institute (ULI), a considerar a Medellín como «la ciudad más innovadora del mundo». «Celebramos este título, pero somos conscientes de que tenemos muchos retos pendientes», indicó Suárez, antes de afirmar que una vez se logre, «no habrá quien pare a Medellín».
Agencias