«Por ahora», los restos mortales del presidente Hugo Chávez reposarán en el Museo Histórico Militar, el «Cuartel de la Montaña», un lugar cargado de historia y simbolismo, y al tiempo un aparente mensaje político.
Ésa será su casa momentánea hasta que termine de aclararse si es llevado al Panteón Nacional –ahora o dentro de 25 años como exige la Constitución–, si será enterrado en su natal Barinas como fue su deseo expreso o finalmente es embalsamado y expuesto en un museo, algo que parece técnicamente imposible.
De momento, estará en una instalación que fue convertida en un museo y que está íntimamente relacionado con la memoria del golpe liderado por Chávez en 1992, pues, no en vano, allí fue donde el difunto presidente se parapetó aquel 4 de febrero.
El lugar del famoso «Por ahora» con que reconoció su derrota en la asonada pero al tiempo abría la puerta a lo que después serían numerosas victorias en el terreno político hasta el punto de convertir su movimiento en abrumadoramente hegemónico en Venezuela.
Así pues, sea cual sea su destino final, en cualquier caso no se puede obviar el aparente mensaje de este paso por uno de los símbolos del pasado golpista de Chávez, pero que además está ubicado en pleno barrio del 23 de enero, uno de los más radicales bastiones chavistas.
Eso, sin olvidar que el traslado se da en plena tormenta preelectoral, aunque oficialmente la campaña no empiece hasta el 2 de abril.
Feudo miliciano
El 23 de enero tiene la reputación de ser el feudo de lo más radical de los movimientos chavistas. El bastión al que se refería Chávez cuando hablaba de que su revolución es «pacífica pero armada».
Allí es donde está el grueso de las milicias bolivarianas, apéndice de las Fuerzas Armadas que sirve como una especie de puente con la sociedad civil y sirve de algo así como el brazo armado del chavismo en la sombra.
Uno de sus miembros, José Villavicencio, «comandante y poeta miliciano», le comentó a BBC Mundo que en el barrio sienten «mucha tristeza» por la pérdida, pero al tiempo ven como «un honor muy grande» la llegada de Chávez. «Es realmente un privilegio que alguien de la estatura de Chávez esté en nuestro suelo, en nuestro camposanto como le decimos nosotros que hemos dado tantos mártires a la revolución», agregó.
Villavicencio es también uno de los muchos chavistas que no dudan mostrarse «dispuesto a dar la vida y la sangre para que la revolución no se caiga». «Como decimos los soldados del 23, estamos rodilla en tierra, aunque muy abatidos por haber sufrido una pérdida muy grande».
Es por esta actitud extendida por el barrio que no pasa desapercibido el lugar al que lo llevan. Un dirigente comunal de otro barrio de Caracas, que prefirió que su nombre no fuera citado, le dijo a BBC Mundo que llevar a Chávez al seno de lo más aguerrido del movimiento es precisamente la consagración del radicalismo. «Es la consolidación del 4 de febrero como la fecha cumbre y manda un mensaje a los sectores de oposición que pudieran llegar a pensar en hacer algo fuera del cauce democrático», agregó la fuente.
BBC Mundo