Es sumamente lamentable para el país, su gente, los desamparados, marginados, pobres de solemnidad, obreros, trabajadores de todos los oficios y profesiones, empresarios, emprendedores y por supuesto, sin exclusión alguna, el pueblo en su concepto amplio, que mientras la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S) se ha desintegrado adquiriendo cada nación su propio destino liberado de la tiranía comunista y lo mismo está cambiando en China, Vietnam y Corea, en Venezuela se ha vendido como el paraíso terrenal el llamado socialismo bolivariano de revolución permanente, que ni ha sido socialismo en sus orígenes oweniano humanista, por evolución y conciencia ni es socialismo marxista, materialista y tiránico en su máxima imposición, sino un nuevo sistema político, el “socialyomismo”, que es el culto a la personalidad a lo Lenín pero arropándose con piel de oveja a lo democrático. Ni el socialismo marxista ni el socialyomismo creen en la democracia. Democracia en primer lugar, es el libre desenvolvimiento de la personalidad que es el derecho humano más fundamental por ser el génesis de todos los demás derechos humanos inherentes a la persona, a la personalidad.
Mientras aquellos país se han librado de la tiranía del socialismo marxista, en nuestro país, en los últimos años se ha hipnotizado al pueblo, a la gente con el slogan “yo soy tu corazón, yo soy el pueblo, yo soy el Estado, yo soy el gobierno, yo soy la revolución…yo soy…yo”.
Mi viejo amigo, George Kopp, past-presidente del Rotary Caracas 1982-1983, amigo y secretario de León Trotsky y de Franz Kafka, en conferencia magistral dictada en su presidencia rotaria nos dibujó con precisión y concordancia las ideas y ejecuciones de Gorbachov con la Perestroika.
La Perestroika se define como la “reestructuración” de una economía fría e inflexible, corrupta y atrasada en la U.R.S.S que debía reformularse en pro de “más socialismo y más democracia” con invitación al diálogo, a la convivencia, a la conciliación y en definitiva al perdón por el pasado errado, triste y criminal. Un socialismo oweniano humanista sin tiranía ni estatismo absoluto pudiera coexistir con una democracia periclitada igualmente humanista donde no impere la tiranía del Estado-Gobierno, ni las mayorías contra las minorías y ni el capitalismo salvaje, es el ideal social para mantener un justo equilibrio de capital y trabajo a lo Glasnost (liberación y transparencia).
Tanto el socialismo y la democracia ética, son buenos en sus fines pero no en sus medios de realización subyugando y creando odios.
En nuestro país, es de urgencia una reestructuración económica, social y política de convivencia social, más ley y más orden, eficiencia en la administración, más patriotismo y una alianza humanitaria de paz entre el socialismo y la democracia, sin odios, para vivir en un Estado de Derecho Justo, como propuso Gorbachov con la Perestroika.
Cesáreo José Espinal Vásquez e-mail: cjev@cantv.net