Cristina Plater fue una de las primeras que entró. Con su silla de ruedas llegó de Propatria, dijo que en los Centros de Diagnóstico Integral le han salvado la vida en siete oportunidades y que “estará agradecida a Chávez eternamente”
El horario
El horario de visita será de 9:00 de la mañana a 4:00 de la tarde y desde la estación de metro El Silencio salen metrobuses que trasladan a los visitantes hasta el lugar
Este sábado, una larga cola de personas se formó desde tempranas horas de la mañana en las afueras del antiguo Museo Histórico Militar, conocido como el Cuartel de la Montaña, en la que disciplinadamente hombres y mujeres esperaban el momento de acercarse al sarcófago donde reposa el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, en el 23 de Enero, según reseña la agencia oficial AVN.
Cristina Plater fue una de las primeras que entró. Con su silla de ruedas llegó de Propatria, dijo que en los Centros de Diagnóstico Integral le han salvado la vida en siete oportunidades y que estará agradecida a Chávez eternamente. «Le rendiré homenaje al Presidente hasta que el mar se seque», expresó.
Al comandante se le rindió homenaje en la Academia Militar hasta el viernes 15 de marzo, cuando fue trasladado al 23 de Enero. Aunque los visitantes ya no podrán ver al líder venezolano directamente, entre el público algunos decían: «Yo siempre veo a Chávez, lo veo con el corazón».
De Villa de Cura, estado Aragua, Carlos Prado viajó a Caracas para acompañar al Comandante Chávez desde la Academia Militar hasta el Cuartel de la Montaña. Ya había hecho el viaje hasta el Hospital Militar un día después de la partida del Mandatario para acompañarlo hasta la llamada Casa de los Sueños Azules.
Prado llegó a las 7:30 de la mañana al 23 de Enero para ser uno de los primeros en visitar el sarcófago donde se encuentra el líder revolucionario. «Fue un hombre que se supo ganar el cariño y el aprecio de todo un pueblo», expresó.
En las afueras, el capitán de Navío Luis Fernándo Landaeta daba las instrucciones a los adultos mayores que entraban al Museo: «No se pueden tomar fotografías ni colocar ofrendar». A su grupo los llamaba «muchachos» y «muchachas» y los guió por todos los sectores del Cuartel de la Montaña explicando los detalles.
«Esa antorcha está permanentemente encendida», dijo, en referencia a una llama que está afuera, justo al frente de Chávez. Adentro, una orquídea de granito, diseñada por el arquitecto Fruto Vivas, sirve de piso al sarcófago. Es la Flor de los Cuatro Elementos (agua, fuego, aire, tierra).
Adultos mayores agradecidos
En el Cuartel los agradecimientos son recurrentes y los sentimientos afloran. Una mujer llora cuando ve las fotografías de una galería de imágenes denominada La Línea de Vida del Comandante. Fotos del pequeño Hugo, imágenes del pelotero, del Chávez del «por ahora», del subversivo liberado de la cárcel de Yare en 1994 y del Presidente que toma posesión en febrero de 1999.
Los hombres también lloran. A Lino Mejías se le salen las lágrimas y tiene su pañuelo listo, llegó de Lara y representa al Frente Socialista de los Adultos Mayores de ese estado.
«Con Chávez los adultos mayores fuimos tomados en cuenta, luego de que nos marginaran en la cuarta República, nos dignificó con las pensiones y con las políticas sociales», logró decir con la voz entrecortada.
AVN
“Comandante supremo
de la revolución bolivariana»
Escoltado por la figura del prócer Simón Bolívar, Hugo Chávez descansa a más de diez días de su muerte en un sarcófago de mármol en el «Cuartel de la Montaña», un simbólico cuartel en Caracas que ya se convirtió en destino de peregrinación para sus seguidores.
En el centro de una sala adornado con columnas y pisos de azulejos, y flanqueada por cuatro soldados vestidos como húsares, la imponente tumba concentra las miradas de los visitantes a este edificio construido a principios del siglo XX y remozado con ladrillos ocres y rojos. “Comandante supremo de la revolución bolivariana» está inscrito en el sarcófago que guarda sus restos.
«Este es un momento de dolor. Se me puso el corazón chiquitico cuando lo vi en esa sala. Pero lo recuerdo con felicidad por todo lo que me dejó», dijo a la AFP, Lino Mejía, de 72 años, quien viajó desde el estado Lara (oeste) para ver a su líder por última vez.