La intermediación de Francisco para lograr el diálogo con el Reino Unido sobre Las Malvinas, y una invitación cursada al Pontífice para que visite su país natal, fueron los aspectos más resaltantes destacados por la mandataria argentina Cristina Fernández, luego de su almuerzo privado con el Papa que asumirá hoy en El Vaticano, que incluyó el tradicional mate sureño, dando así la presidencia vuelta a la hoja tras la crispación que caracterizó la relación de los Kirchner con el entonces cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. «Nunca me había besado un Papa», dijo la primera dignataria recibida por Su Santidad.
La presidenta argentina, Cristina Fernández, pidió al Papa Francisco que medie entre Argentina y Reino Unido para alcanzar una solución al conflicto en las Islas Malvinas.
«Solicité su intermediación para lograr el diálogo en la cuestión (de las islas) Malvinas», situadas en el Atlántico sur, dijo Fernández en Roma tras reunirse con Jorge Mario Bergoglio, el primer argentino y latinoamericano que se convierte en máxima figura de la Iglesia Católica.
En una breve comparecencia ante la prensa, Fernández recordó que Argentina y Chile estuvieron al borde de un conflicto bélico en 1978 en torno al canal del Beagle y que la disputa se solucionó gracias a la mediación del entonces papa Juan Pablo II a través del cardenal Antonio Samore.
La presidenta argentina consideró que ahora la situación es «mucho más favorable» que entonces, por estar ambos países gobernados por dos democracias y no existir peligro de un enfrentamiento bélico. «Argentina es un país más que pacífico y por lo tanto lo único que queremos es que se apliquen las múltiples resoluciones de Naciones Unidas», dijo. «Ahora estamos ante una oportunidad histórica», consideró.
El primer ministro británico, David Cameron, dijo la semana pasada que el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, estuvo equivocado al decir en el 2012 que el Reino Unido había «usurpado» las disputadas islas a Argentina.
Cristina Fernández almorzó este lunes con Francisco, hasta ahora arzobispo de Buenos Aires, y se convirtió así en la primera jefe de Estado en ser recibida por el nuevo Papa, que celebrará hoy la inauguración de su pontificado.
Según la presidenta argentina, Francisco alabó el trabajo de los gobernantes latinoamericanos en pro de la unidad de América Latina, a la que se refirió como la «patria grande». Fernández aseguró además haber invitado a Francisco a visitar Argentina coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en julio en Río de Janeiro. «Obviamente, desea visitar Argentina», dijo la presidenta, señalando que el Papa analizará con sus colaboradores su agenda para fijar una fecha.
«Nunca un Papa me había besado»
La presidenta argentina le regaló al Papa un equipo de mate de cuero, que contenía un mate de calabaza y plata y su bombilla, un termo para el agua y dos recipientes para la yerba mate y el azúcar, y una típica manta de abrigo argentina, de lana de vicuña.
A su vez, Bergoglio le entregó una mayólica de la Plaza de San Pedro y un libro, en el marco de un diálogo informal y distentido en el que la presidenta le preguntó: «Lo puedo tocar». Y el Papa respondió acercándose y dándole un beso en la mejilla. «Nunca un papa me había besado», respondió ella sorprendida y sonriente, según las imágenes que difundió la televisión.