La Suma Teológica es un tratado escrito por Santo Tomás de Aquino y es concebida como un manual para la educación en la fe. Allí se dice que educar consiste en la transformación permanente, sistemática y razonada del ser humano con una tendencia al bien común.
Desde otro punto de vista, la educación progresista sería también aquella con sentido humano y social, que se fundamenta en los valores humanos y se preocupa por el desarrollo integral de las personas como constructoras de una sociedad, responsables de sí mismas, de su entorno y de las futuras generaciones.
Este aprendizaje es el que permite al estudiante renovarse constantemente. Es un proceso que se construye participativamente y que retoma lo mejor del pasado. Esta propuesta a desarrollar en el próximo gobierno parte de la experiencia de modelos exitosos.
El resultado de una educación progresista son las competencias donde el maestro es un guía para que el alumno logre adquirir aprendizaje significativo y así poder tener en un futuro las habilidades necesarias para un mejor rendimiento académico. No imponerle lo que debe aprender, sino enseñarlo a pensar para que sea libre en su espíritu, donde comienza la verdadera libertad. La educación no es para enseñar doctrinas, sino para aprender a discernir.
El candidato de la reconciliación nacional enfatizó recientemente: “yo quiero que la educación en nuestra Venezuela sea de calidad, que lleguemos a todos los rincones, así lo estoy diciendo en cada pueblo que visito. Que nos vayamos preparando para ver cuántos liceos tenemos que construir, cuántas escuelas”.
Capriles también ha señalado que la educación en su gobierno será un pasaporte hacia el futuro y un escudo contra la pobreza. Ese es el mejor camino para tener igualdad de oportunidades. Agregó también que “donde hay educación, hay tranquilidad y no hay violencia.”
Esta propuesta de Capriles, de una educación con base en lo social, también encuentra apoyo teórico – práctico en las investigaciones y acciones pedagógicas de la corriente de la educación democrática, progresista y antiautoritaria, que sostiene un grupo de pensadores de diferentes nacionalidades.
La educación progresista no excluye a nadie y dirige su mirada a quienes trabajan en el campo de la educación, lo que se hace en las instituciones donde se lleva a cabo el hecho educativo, donde se piensa o se propone. Donde los involucrados en el proceso educativo se convierten en un profesional de la reflexión teniendo en la escuela la institución más adecuada para la transformación permanente. Este es un camino posible con la fuerza del cambio.
Coordinador Nacional Independientes por el Progreso
Noel Álvarez
Twitter: @alvareznv