Así lo expresó Wendy Marchán, quien entre lágrimas dijo que nuevamente quedó en la calle junto con 12 familias más, luego que en horas de la noche de este lunes un incendio consumiera en su totalidad los pocos enseres que les quedaban en el albergue Banvenez, ubicado en la Av. Lecuna, donde no habían extintores
Un aparente cortocircuito generó un voraz incendió la noche de este lunes en el albergue Banvenez, ubicado en la Av. Lecuna, municipio Libertador, el cual consumió en su totalidad los pocos enseres que habían adquirido al menos 13 familias, quienes afligidas y entre lágrimas se negaron a ser trasladadas a otro refugio y advirtieron que defenderán su posición hasta lograr su adjudicación.
En chores, franelillas y otros descalzos se encontraban en las afueras del albergue estas personas, quienes manifestaron que “lo único que les quedó del incendió fue la ropa que tenemos puesta”. Aunque los funcionarios de Protección Civil y los bomberos no reportaron heridos, declararon el lugar como inhabitable por los daños de las estructuras, cuya inspección resultó para los damnificados es una tragedia.
Wendy Marchán, damnificada, relató que a las 8:00 de la noche escuchó “como si estuvieran abriendo una bombona de gas” y luego vio cómo la candela acababa con los cuatro los cubículos que se encuentran en uno de tres pisos que habían habilitado para ellos.
Seguridad
Cuentan que hace meses atrás los refugiados solicitaron un extintor contra incendios, por ende todos aquellos albergues deberían contar con este aparato y con indicaciones de usos, cuya norma está establecida en la Ley Habilitante para los Refugios Dignos, sin embargo, en este albergue nunca hubo.
Además cuestionaron la falta de vigilancia dentro del albergue: destacaron que aunque la estructura funcionan algunas oficinas administrativas del Gobierno y los tres pisos restantes fueron acondicionados para la población damnificada, la seguridad es precaria.
Resaltó que en este sitio viven alrededor de cien niños, y “ahora pretenden llevarnos a otros refugios (El Chorro y La Florida), porque sospechan que el siniestro fue intencional, con el fin de perjudicar al Gobierno, cosa que es totalmente falsa”.
Los afectados declararon que rechazan esta medida rotundamente, porque en realidad el cambio no va a mejorar su calidad de vida, sino que empeorará del cielo a la tierra. Dijeron que hace un año “tendríamos nuestras casas y aún seguimos esperando, ellos saben muy bien que no podemos convivir con otras personas porque las convivencia sería fatal y menos tomando en cuenta que mucho de ellos tienen liderizado su albergue”.
Promesas por cumplir
También señalaron el una Comisión Presidencial de Refugios Dignos- Copredi- se responsabilizó en resarcir todos aquellos daños, a fin de hacer cumplir uno de los artículos de la mencionada ley, en la que destaca garantizar la supervivencia de las personas en estado de vulnerabilidad, bien sea con ayudas económicas o dotarlas de algunos bienes.
Por otra parte, Román Zantalla destaca que hace dos años, cuando perdieron sus viviendas por las lluvias fueron reubicados en este albergue, con el tiempo pudieron adquirir algunos objetos con su esfuerzo de su trabajo, otras dotadas del Gobierno, en la que cada quien se organizó a fin de tener para tener más privacidad. Ahora “volvimos recordar esta experiencia con un nuevo siniestro, ¿será que toda la vida seremos damnificados?”.
Un ley que no se cumple
“Pese a que la Ley Habilitante para los refugios dignos busca atender la emergencia nacional, luego de que más de mil personas perdieran sus hogares y enseres, a causa de las fuertes precipitaciones que azotaron al país, hoy en día son pocos los que pueden gozar de una vivienda”.
Así lo criticaron los afectados, quienes exhortaron al Gobierno, a la construcción, habilitación, acondicionamiento, organización, atención integral de los refugios creados en caso de emergencia o desastres, puesto muchos se encuentran en mal estado.
Mairy Chourio /mchourio@diariolavoz.net /@mairychourio