Hay rebeldía en las calles y ante las urnas electorales. Cada vez existe más empeño en defender el secreto del voto por parte de quienes queremos un cambio, lo cual incluye a mucho funcionario consciente de la inviabilidad de una propuesta que ampara con su inacción cómplice, el accionar del hampa
Noel Alvarez* /Twitter: alvareznv
En estos catorce años de la autodenominada revolución, hemos ido perdiendo a paso de vencedores los más elementales niveles de calidad de vida, que simplemente no son negociables para ningún ciudadano.
Uno de los síntomas de lo que afirmamos, es el toque de queda extraoficial –pero contundente- al cual es sometido el pueblo venezolano en las noches, e incluso antes de que esta caiga. Desde hace años perdimos el derecho a transitar a de noche nuestras calles.
Por eso nos pareció que la propuesta del candidato Henrique Capriles Radonski de realizar una caminata nocturna en Caracas, fue nada más y nada menos que meter el dedo en la llaga del problema medular que somete a la nación: la inseguridad.
Porque el gobierno, amigos, se hizo para gobernar. Jamás en dos siglos de historia patria una administración había tenido tal cantidad de poder. Controlan a todos los entes del gobierno central, desde la Asamblea Nacional hasta el Tribunal Supremo de Justicia, pasando por Contraloría y Fiscalía.
No hay excusa, para tener casi tres lustros de usufructo monopólico y hegemónico del poder y echare la culpa al Imperio, a la Cuarta República, a los saboteadores que jamás tienen rostro. Todo lo que sucede en Venezuela es responsabilidad absoluta de quienes nos gobiernan y lo hacen, para colmo, con la petrochequera más generosa que país alguno pudiera soñar.
Y en el saco de las enormes responsabilidades omitidas y olvidadas cae pesadamente la de la inseguridad, la misma que y ase ha llevado casi doscientas mil almas de este suelo, contando desde el año cero de la revolución. La que nos confisca el más sagrado de los derechos humanos, como lo es el derecho a la vida; lo cual no concuerda mucho con una administración que se autopromociona como “humanista”.
¿De qué se ocupa el gobierno? ¿En qué ha gastado los reales? ¿Cuál es esa misteriosa tarea que es más importante que la vida de su gente?
La convocatoria de Henrique fue masivamente atendida por los caraqueños. Y nunca podremos saber cuántos, entre quienes acudieron, se cuentan en nóminas de la administración pública, La gente comenta que sigue vigente la triste práctica de obligar a los empleados públicos a asistir a actos proselitistas.
Hay rebeldía en las calles y ante las urnas electorales. Cada vez existe más empeño en defender el secreto del voto por parte de quienes queremos un cambio, lo cual incluye a mucho funcionario consciente de la inviabilidad de una propuesta que ampara con su inacción cómplice, el accionar del hampa.
Nadie quiere que jueguen con su vida. La inseguridad es el misil en la línea de flotación del candidato de la ineficiencia. Nadie le cree que “ahora sí, de verdad”, se va a luchar contra el mayor de los peligros que nos acecha. ¿Por qué no se hizo antes, señor Maduro?
*Coordinador nacional de Independientes por el Progreso