Caracas. Venezuela necesita diálogo y acuerdos entre empresarios y gobierno para preservar la estabilidad política y económica tras la muerte de Hugo Chávez y en un momento en que la bonanza económica parece extinguirse, consideró el presidente de la patronal, Fedecámaras, Jorge Botti.
«La pregunta no es quién ganará las elecciones presidenciales del 14 de abril sino si será capaz de mantener la estabilidad política y eso pasa por el diálogo con todos los sectores. Hay que llegar a una visión de desarrollo compartida porque la fiesta terminó: ya no tenemos a ese líder que mantuvo cohesionadas todas las facciones y los millonarios recursos se acabaron», dijo Botti en una entrevista con la AFP.
Desde el fallido golpe de Estado contra Chávez en 2002, cuando el entonces presidente de Fedecámaras asumió la jefatura del Estado por dos días, el gobierno venezolano consideró a la mayoría de empresarios como enemigos y asfixió gran parte de la iniciativa privada.
En la última década, un total de 200.000 empresas venezolanas desaparecieron, otras 1.600 fueron expropiadas, la inversión privada es insignificante y empresarios brillantes están haciendo fortuna en otros países de la región, resumió Botti.
«Creo que el mayor defecto del chavismo fue justo ese: haber cercenado la creatividad del venezolano», estimó el presidente de Fedecámaras, lamentando que el Estado se considerara «dueño de la riqueza» y «desdeñara al sector privado».
«Con Chávez se profundizó aún más el rentismo, la dependencia y la dádiva. El gobierno dice que invirtió 550.000 millones de dólares en planes sociales desde 1999. Venezuela debería haberse convertido en una tacita de plata, pero los recursos se usaron para lograr apoyo político. Es decir, se dieron beneficios pero no herramientas para salir de la pobreza y eso anestesió a este pueblo», agregó.
¿Nicolás Maduro, favorito en las encuestas y heredero del fallecido Chávez, o el líder opositor Henrique Capriles podrían cambiar a partir del 14 de abril esta preocupante radiografía de la economía del país? Botti apuesta por la prudencia: «Estamos dispuestos a trabajar con cualquier gobierno».
Sin embargo, la economía fue y es, según él, «el punto débil» de la revolución bolivariana: Una producción nacional mermada, una inflación superior al 20% anual, importaciones récord que no consiguen borrar la escasez de productos y un sistema de cambio ineficaz hablan por sí solos.
Botti confía en que si Maduro gana las elecciones pueda abrirse un intercambio con el gobierno, donde ya existe «noción de los fracasos» de los últimos años y una «presión» para que se tenga en cuenta al empresario privado.
«Ha habido acercamientos en los últimos meses. No se ve por televisión, pero hay algo que está cambiando. Si gana Maduro creo que podría haber un acercamiento discreto con los sectores productivos antes de abrir un diálogo político más público. Esa es nuestra apuesta. La oposición al chavismo representa un 45% de la población y no se puede ignorar», afirmó.
Según el presidente de Fedecámaras, que agrupa entre 130.000 y 150.000 empresas venezolanas, si el futuro presidente toma las «decisiones equivocadas» en unos meses Venezuela podría estar viviendo los momentos más difíciles desde 2003, cuando un grave paro del sector petrolero paralizó al país.
«Se están uniendo al mismo tiempo una crisis política, económica y social, porque el venezolano se pregunta qué está pasando y por qué no le alcanza el dinero», resumió.
Botti lamentó la «gigantesca irresponsabilidad» de quienes han manejado la economía venezolana en los últimos años que han inyectado dólares en momentos de desafíos políticos, como fue el caso en las presidenciales de octubre de 2012, pero no han tenido una visión a largo plazo de los recursos ni de las necesidades del país.
«Perdimos 10 años» y es urgente poner los medios para que el país pueda producir y ahorrar divisas (…) Hay que «abrir el juego de la economía para que los capitales, los pocos que quedan, no se escapen, o empiecen a regresar», afirmó.
Botti consideró indispensable además sincerar el mercado de cambio que tiene «atrapados» a los empresarios. Este momento un dólar se cambia a 6,3 bolívares en un restringido mercado oficial que no consigue saciar la demanda, pero su valor es muy superior en el mercado negro.
«Si el dolar debe valer 20 que valga 20, que fluctúe y que el gobierno deje de devaluar la moneda de forma encubierta», pidió.
Botti calculó que Venezuela necesita en este momento una inyección rápida de 10.000 millones de dólares. El nuevo sistema de obtención de dólares mediante subastas (llamado Sicad) que el gobierno creó recientemente es, según el responsable empresarial, «una pequeña gota de agua en una sartén hirviendo» que concederá como mucho 200 millones de dólares por semana.
Pese a este panorama difícil hoy en día, seis de cada diez empleos formales, es decir 4 millones de puestos de trabajo, se sitúan en el sector privado venezolano.
«El empresario que decide quedarse en Venezuela mira a largo plazo y sabe que aquí hay como tener una buena rentabilidad, pero primero hay que atravesar este desierto. Sin duda debe de haber también un sentimiento patriota en todo esto y yo diría que hasta quijotesco», concluyó.
AFP