Los dos candidatos, que están recorriendo el país desde hace días, se refieren a él de una manera u otra: El lema «Chávez vive, la lucha sigue» de Maduro, enfrenta a «Nicolás no es Chávez» de Capriles.
«Es una campaña sobrevenida, de 10 días, pero en el fondo los dos candidatos llevan en campaña desde que murió. Chávez sigue estando muy presente, Maduro está mimetizado con un discurso muy radical para proteger sus votos», explica a la AFP el sociólogo Ignacio Ávalos.
«Y Capriles, también más radical, tiene enfrente al fantasma de Chávez todo el tiempo, aunque lo elude y centra sus ataques en Maduro», agrega.
Para el presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, «el fin de fiesta de los candidatos -el cierre de campaña es el 11 de abril- «tenderá a extremar sus conectores estratégicos: Maduro con Chávez y Capriles con Maduro».
Maduro, un ex sindicalista del Metro de Caracas que siempre estuvo a la sombra de Chávez y enfrenta su primera elección, es favorito en todas las encuestas, entre ellas la de la respetada Datanálisis, por una diferencia de más de diez puntos.
León considera «lógico» prever que la abstención será superior a la del 20% de las elecciones del 7 de octubre, en las que Chávez derrotó a Capriles por 11 puntos: «En el chavismo hay grupos que no se conectan con Maduro como con Chávez y en la oposición hay grupos más apáticos que en la elección pasada».
Para Ávalos, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), sea cual sea el resultado, «el lunes 15 de abril se acabó la épica y nos alcanzó la realidad» de los problemas económicos que sufren los venezolanos, como la elevada inflación, la escasez de alimentos y productos básicos o la falta de divisas.
«Este modelo que se sustenta en el rentismo petrolero y en este ritmo de gasto público ya no da. Chávez era un caudillo y con su magia anuló todos los conflictos e hizo que la gente hiciera todo lo que él dijo que había que hacer, pero ahora ya no está», explica.
–Maduro vs Capriles
Los actos de Maduro, multitudinarios, empiezan siempre con el himno venezolano cantado por Chávez y en ellos se suele proyectar el video del día en que el mandatario pidió votar por su heredero político si él sucumbía al cáncer y que fue la última intervención televisiva de su vida.
En sus discursos, Maduro lo cita decenas de veces, alaba sus hazañas y afirma que habría dado su vida por el «comandante supremo».
«Chávez es el principal recurso que tiene el partido de gobierno (Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV). A Maduro no le queda más remedio que cabalgar sobre su liderazgo», declara a la AFP el politólogo Ángel Álvarez.
El candidato chavista, de 50 años, se presenta directamente como el «hijo de Chávez», de quien adopta la actitud beligerante hacia la oposición y Capriles, al que tilda de «burguesito» y «caprichito».
Su programa es el mismo que presentó el fallecido mandatario en octubre, y se compromete a solucionar los principales problemas del país, entre ellos la violencia y las deficiencias del sistema eléctrico.
Por su parte, Capriles, el gobernador de Miranda (norte) que con 40 años cuenta ya con una dilatada carrera política, insiste en separar a Maduro de Chávez, con frases como «Nicolás no es Chávez» o «Los liderazgos no se heredan, se construyen».
«Maduro no sabe dónde va, no tiene ninguna propuesta, lo único que hace es esconderse detrás de la foto del presidente», suele decir Capriles, líder de una oposición que llevaba años sin figuras principales.
Los analistas destacan el cambio de tono en su segunda apuesta presidencial, en comparación con la de octubre, en la que nunca devolvió los insultos que le lanzaba Chávez. Ahora califica a Maduro de «toripollo» (cuerpo de toro y cabeza de pollo).
Con un discurso más agresivo, Capriles cuestiona el uso electoral de la muerte de Chávez por parte del gobierno, acusa al Consejo Nacional Electoral (CNE) de ser parcial a favor del oficialismo al permitir el uso de recursos públicos con fines electorales y al Ejército de planear la movilización de electores chavistas el día de las elecciones.
«La estrategia de Capriles es la de una campaña negativa para fortalecer el ánimo de los electores opositores, que enfrentaron dos derrotas importantes en pocos meses (presidenciales de octubre y regionales de diciembre)», opina Álvarez.
Los dos candidatos, que están recorriendo el país desde hace días, se refieren a él de una manera u otra: El lema «Chávez vive, la lucha sigue» de Maduro, enfrenta a «Nicolás no es Chávez» de Capriles.
«Es una campaña sobrevenida, de 10 días, pero en el fondo los dos candidatos llevan en campaña desde que murió. Chávez sigue estando muy presente, Maduro está mimetizado con un discurso muy radical para proteger sus votos», explica a la AFP el sociólogo Ignacio Ávalos.
«Y Capriles, también más radical, tiene enfrente al fantasma de Chávez todo el tiempo, aunque lo elude y centra sus ataques en Maduro», agrega.
Para el presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, «el fin de fiesta de los candidatos -el cierre de campaña es el 11 de abril- «tenderá a extremar sus conectores estratégicos: Maduro con Chávez y Capriles con Maduro».
Maduro, un ex sindicalista del Metro de Caracas que siempre estuvo a la sombra de Chávez y enfrenta su primera elección, es favorito en todas las encuestas, entre ellas la de la respetada Datanálisis, por una diferencia de más de diez puntos.
León considera «lógico» prever que la abstención será superior a la del 20% de las elecciones del 7 de octubre, en las que Chávez derrotó a Capriles por 11 puntos: «En el chavismo hay grupos que no se conectan con Maduro como con Chávez y en la oposición hay grupos más apáticos que en la elección pasada».
Para Ávalos, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), sea cual sea el resultado, «el lunes 15 de abril se acabó la épica y nos alcanzó la realidad» de los problemas económicos que sufren los venezolanos, como la elevada inflación, la escasez de alimentos y productos básicos o la falta de divisas.
«Este modelo que se sustenta en el rentismo petrolero y en este ritmo de gasto público ya no da. Chávez era un caudillo y con su magia anuló todos los conflictos e hizo que la gente hiciera todo lo que él dijo que había que hacer, pero ahora ya no está», explica.
–Maduro vs Capriles
Los actos de Maduro, multitudinarios, empiezan siempre con el himno venezolano cantado por Chávez y en ellos se suele proyectar el video del día en que el mandatario pidió votar por su heredero político si él sucumbía al cáncer y que fue la última intervención televisiva de su vida.
En sus discursos, Maduro lo cita decenas de veces, alaba sus hazañas y afirma que habría dado su vida por el «comandante supremo».
«Chávez es el principal recurso que tiene el partido de gobierno (Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV). A Maduro no le queda más remedio que cabalgar sobre su liderazgo», declara a la AFP el politólogo Ángel Álvarez.
El candidato chavista, de 50 años, se presenta directamente como el «hijo de Chávez», de quien adopta la actitud beligerante hacia la oposición y Capriles, al que tilda de «burguesito» y «caprichito».
Su programa es el mismo que presentó el fallecido mandatario en octubre, y se compromete a solucionar los principales problemas del país, entre ellos la violencia y las deficiencias del sistema eléctrico.
Por su parte, Capriles, el gobernador de Miranda (norte) que con 40 años cuenta ya con una dilatada carrera política, insiste en separar a Maduro de Chávez, con frases como «Nicolás no es Chávez» o «Los liderazgos no se heredan, se construyen».
«Maduro no sabe dónde va, no tiene ninguna propuesta, lo único que hace es esconderse detrás de la foto del presidente», suele decir Capriles, líder de una oposición que llevaba años sin figuras principales.
Los analistas destacan el cambio de tono en su segunda apuesta presidencial, en comparación con la de octubre, en la que nunca devolvió los insultos que le lanzaba Chávez. Ahora califica a Maduro de «toripollo» (cuerpo de toro y cabeza de pollo).
Con un discurso más agresivo, Capriles cuestiona el uso electoral de la muerte de Chávez por parte del gobierno, acusa al Consejo Nacional Electoral (CNE) de ser parcial a favor del oficialismo al permitir el uso de recursos públicos con fines electorales y al Ejército de planear la movilización de electores chavistas el día de las elecciones.
«La estrategia de Capriles es la de una campaña negativa para fortalecer el ánimo de los electores opositores, que enfrentaron dos derrotas importantes en pocos meses (presidenciales de octubre y regionales de diciembre)», opina Álvarez.