La conducta autómata de la vieja dirigencia empresarial moldeada a imagen y semejanza de muchos antivalores inoculados en la IV República, siempre mostró resistencia a las medidas de aumento de salarios e incremento de beneficios para la fuerza laboral
Miguel Pérez Abad
No es la primera vez que, desde el sector productivo agrupado en Fedeindustria, hemos señalado que toda política social y económica destinada a mejorar las condiciones de vida y el poder adquisitivo de la clase trabajadora (y del pueblo en general), no solo beneficia a los destinatarios directos, si no que por efecto derrame, nos beneficia a todos, incluyendo a los productores del país.
La conducta autómata de la vieja dirigencia empresarial moldeada a imagen y semejanza de muchos antivalores inoculados en la IV República, siempre mostró resistencia a las medidas de aumento de salarios e incremento de beneficios para la fuerza laboral.
Desde la llegada de la Revolución Bolivariana, Fedeindustria dio un paso al frente para diferenciarse de estas conductas y por primera vez en la historia de los gremios empresariales en Venezuela, propusimos “motu propio” el incremento del salario mínimo en el 2007, sin hacernos lo locos con respecto al tema y sin esperar que sea el Gobierno el que haga la propuesta.
Algunos colegas empresarios atribuyeron la acción contra-natura, tomando en cuenta la equívoca lógica que rigió sus acciones en otrora, lo que atornilló la percepción en la clase obrera de que los patronos no les gusta nada que los beneficie a ellos.
Recuerdo que cuando se amplió la base de trabajadores y trabajadoras que tienen derecho al beneficio de los ticket alimentación, Fedeindustria de inmediato apoyó la acción gubernamental, y para ese entonces argumentamos: ¿A dónde van a ir esos ticket de alimentación que recibirán los nuevos trabajadores beneficiados? Y la respuesta no puede ser más lógica: esos cestatickets terminan en las cajas registradoras de los supermercados, abastos, bodegas, etc.
Todo esto surte un efecto en los niveles de producción de la agroindustria, del campo, de la agricultura en general, porque nuestros productos y servicios se colocan en la red de distribución comercial del país.
Conclusión: lo que es bueno para el pueblo, es bueno para nosotros. Por esta razón, el grupo Empresarios de la Patria, conformado por Fedeindustria, Fegaven, Feporcina, Cavenbra, apoyamos la continuidad del proceso revolucionario liderado por nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, pues es gracia a esta revolución que se ha reivindicado y se seguirá reivindicando al pueblo venezolano.
De colofón: según el último sondeo de opinión de la empresa International Consulting Services (ICS), efectuado del 22 al 27 de marzo, arrojó que el 52,1% de la población cree que el presidente de la República, Nicolás Maduro, garantiza el bienestar económico del país. Desde los sectores productivos antes citados, decimos Amén.