CARACAS. (AFP). El presidente (E) de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció este sábado que los exembajadores estadounidenses Roger Noriega y Otto Reich junto a la «derecha salvadoreña» están detrás de una conspiración para asesinarlo y sabotear la red eléctrica del país, antes de las elecciones del 14 de abril, en la que es el candidato oficialista.
El «objetivo es matarme a mí, ellos me quieren matar porque saben que no me pueden ganar unas elecciones libres. Detrás de esto están las manos de Roger Noriega y Otto Reich, y está la derecha salvadoreña que ha mandado unos sicarios pagados por ellos para asesinarme», dijo Maduro durante un acto electoral transmitido por el canal estatal VTV.
El mandatario interino señaló que el «grupo de mercenarios han entrado al país» y planean además aumentar los homicidios para «exacerbar el temor público» y «seguir saboteando» la red eléctrica venezolana en los días previos a los comicios.
«Así lo denuncio ante el mundo y pido ante el pueblo máxima alerta», agregó en un mítin celebrado en el Estado Bolívar (sur) el candidato oficialista, que acusó a «sectores vinculados» a su rival, el líder opositor Henrique Capriles, de estar detrás del plan conspirativo.
La violencia y la crisis eléctrica están entre los principales problemas de Venezuela, con 16.000 homicidios en 2012, según cifras oficiales, y constantes apagones y recortes programados en distintas ciudades de todo el país, que Capriles endilga a la ineficiencia del gobierno.
Maduro también denunció que cuenta con una foto y una grabación de una supuesta reunión entre una funcionaria de la embajada estadounidense en Caracas y un dirigente del partido Primero Justicia (de Capriles) para planificar un «apagón general» en Bolívar, de donde sale la gran mayoría de la generación eléctrica.
«Están conspirando de lo lindo», añadió, señalando que el gobierno venezolano evaluará «la medida diplomática que corresponde».
A finales de marzo, el gobierno venezolano rompió un canal de comunicación establecido a fines de 2012 entre Washington y Caracas, a pedido del fallecido presidente Hugo Chávez.
La nueva grieta en las relaciones estuvo precedida por el rechazo de Venezuela a las «declaraciones injerencistas» de la subsecretaria adjunta para América Latina de Estados Unidos, Roberta Jacobson, en las que pidió que las elecciones sean «abiertas, justas y transparentes»; y de la expulsión de dos funcionarios de la embajada estadounidense en Caracas acusándolos de conspirar contra el gobierno.
Washington respondió expulsando a dos diplomáticos venezolanos.
Maduro ya había acusado a Noriega y Reich de planear un atentado, pero en contra de la vida de Capriles, con el fin de causar desestabilización en Venezuela y «promover posteriormente una intervención extranjera», y pidió al mandatario estadounidense Barack Obama detenerlo.
Washington y Caracas no tienen embajadores desde 2010.
AFP