Este 14 de abril, toca a su fin la era Hugo Chávez, de ganar Nicolás Maduro arranca entonces lo que denominaremos el “Chavismo Maduro”. Cuando aún faltan cuatro días para que el rumbo del país se enderece o siga en zigzag, como ha ocurrido en los últimos años, quedará en el congelador, por ahora, la tesis del llamado Chavismo sin Chávez. La diferencia está en que el chavismo será movilizado para votar, mientras que la oposición ira a votar por modus propio, he ahí el dilema.
Para quienes piensan que Maduro ha equivocado la campaña déjenme decirles que no: él ha sabido llevar adelante un nuevo concepto en política electoral, claro está, sin saberlo ni siquiera sus asesores, basado en el llamado síndrome de la “viuda triste” y esto no es peyorativo, aclaro. Él se ha apoyado en su padre político, Hugo Chávez, ha llorado, lo cita, lo recuerda en cada mitin y rememora sus anécdotas. Maduro no podía hacer otra cosa. Esa es la estrategia correcta, gústele a quien le guste. Ahora bien, después del 14 de abril todo cambia. Cobra vigencia el llamado “Chavismo Maduro”, pero primero hay que ganar.
Que Maduro ha cometido torpezas, claro que sí, él nunca imaginó que sería el sucesor de Hugo Chávez y eso pesa, no es fácil. Si bien es cierto que Chávez no le transfirió el liderazgo ni los votos, Maduro le ha puesto un mundo. Que su intensión de voto ha caído, es verdad, pero aun así debe conservar una ventaja mínima para cruzar la meta en ganancia, o al menos esa es la opinión del Gobierno.
Asimismo, el Alto Gobierno reconoce y está consciente que el candidato Maduro no sube en cuanto a intención de voto y es totalmente cierto que Capriles ha ganado mucho terreno en este aspecto. No obstante las líneas no se cruzan y en el resto que queda de campaña eso no pasará. Por lo tanto, la Sala Situacional del Gobierno concluye que la diferencia numérica es cada vez menor entre Capriles y Maduro, pero favoreciendo al chavista.
La misión de Maduro debe ser ganarle a Capriles con amplio margen. Igual sucede si la torta se voltea a favor de “El Flaco”. La razón es muy sencilla y se llama gobernabilidad.
Escenarios numéricos
A la fecha, el Gobierno concluye dos escenarios numéricos para el próximo 14-A. El primer escenario sostiene que Maduro podrá ganar con 800 mil votos de diferencia, lo que crearía una situación muy delicada porque saben que ni la MUD ni Capriles reconocerían. Ante esa situación el CNE se cura en salud y exigió a ambos bandos a firmar un documento en el que los obliga a reconocer el triunfo del que gane. En otro escenario, estima el Alto Gobierno, que la diferencia numérica sería a favor de Maduro por más de un millón de votos. Estiman un millón 200 mil votos. Esos escenarios cierran las variables con estas aproximaciones finales:
HCR: 6.500.000 votos. / Maduro: 7.200.000 votos.
Ese millón de votos de diferencia le crea un grave problema al Gobierno y es el hecho que convierte a Nicolás Maduro en un presidente al borde de un revocatorio para mediados del 2015.
Cómo perdió Capriles el pasado 7-O
El pasado fin de semana, fue presentado un escenario hipotético que podría explicar la derrota de Capriles el pasado 7 de octubre y que podría repetirse este 14 de abril si no se atienden las variables y recomendaciones.
El escenario de los técnicos en materia electoral, de cuatro universidades nacional y dos extranjeras, que montaron los escenarios ocurridos en el comportamiento electoral de octubre pasado concluyeron que Capriles, habría ganado hasta pasadas las 2:00 pm del 07 de octubre; repitiéndose la intención de voto este 14 de abril, entre 6 de la mañana y 2 de la tarde, es decir que el comportamiento electoral sea el mismo o mejor, de acuerdo a estos registros el comportamiento de los votantes sería el siguiente:
PSUV: 6 millones 400 mil votos. / MUD: 6 millones 800 mil votos.
Como lo dijimos en su oportunidad hasta esa hora ganaba Capriles… ¿qué pasó a partir de ese momento? Comenzaron a entrar los votos del llamado Gran Polo Patriótico tal y como podría pasar este domingo. El Gran Polo Patriótico aportó al triunfo de Hugo Chávez, 1.800.000 votos, en octubre pasado. Eso marcó la diferencia.
¿Qué hacer para que Capriles no pierda? Que todo el mundo salga a votar, obligar al CNE a que dé prórrogas hasta las 10:00 pm si es necesario y movilizar a la gente, así sea en camillas. Que vote hasta el gato y luego defender en cada centro electoral las totalizaciones y escrutinios. Y si el CNE se equivoca a la hora de emitir su primer boletín a eso de la medianoche, la MUD debe prepararse para ir al llamado efecto Toledo, el cual desnudó democráticamente al régimen del peruano Alberto Fujimori.
No obstante todo esto es hipotético. La diferencia entre el chavismo y la oposición está en que a ellos los movilizan, mientras que el otro bando tiene que ir a votar. Eso sin duda marca una gran diferencia. El día que entendamos eso, otro gallo cantaría.
Como colofón debo decir, que el candidato Capriles, a quien no conozco en lo personal (igual me sucede con Maduro) ha realizado la mejor campaña que yo haya presenciado en los últimos 45 años, con el descargo a su favor, que “el flaco” ha enfrentado en un mismo escenario a Chávez, a Maduro, al PSUV, al Gobierno, al GPP, al CNE, las milicias, las redes, las FANB, a los medios del gobierno, algo nunca visto y eso tiene un gran mérito. ¿Quién ganará? Para saberlo hay que ir a votar.
Debo alertar, que a pesar de todos los falsos positivos que se han movilizado en esta campaña, el Gobierno está muy preocupado, por cuanto a Capriles lo favorece la espiral del silencio en los sectores C, D, E y la abstención en un amplio abanico del chavismo (A y B) y a estas alturas, ya eso no se puede controlar.
A Calzon quitao / Wilmer Suárez