Los televisores de ultra alta definición (4K), aquellos que multiplican por cuatro la resolución de la alta definición actual para alcanzar una calidad extrema, se han impuesto como apuesta de futuro del mercado audiovisual, que no ha visto satisfechas todas las expectativas puestas en las 3D. Todavía pasarán cerca de diez años para que ese tipo de aparatos esté presente de manera generalizada en los hogares, pero según auguró ayer el analista Thomas Morrod, de la consultora británica IHS Global, aunque el camino que llegue a ese punto vaya a ser lento, su final está claro.
No ayuda que los televisores que están lanzando este año marcas como Sony, Samsung o Sharp ronden los 20.000 dólares (15.300 euros) y no bajen de los 5.000 (3.800), pero la calidad de la imagen y la progresiva disminución de esas cifras hacen confiar en que la gente respaldará el avance. En el mercado de televisión MIP TV, que desde el pasado lunes y hasta hoy reúne a distribuidores, productores y otros expertos del sector, diversos paneles se han centrado en exclusiva en analizar sus posibilidades, y en demostrar que la experiencia visual compensa el gasto.
Entre los desafíos, según el vicepresidente ejecutivo de programación de la cadena Sky, Gary Davey, se encuentran los elevados costes de postproducción y de rodaje en eventos en directo que requieran muchas cámaras. La BBC, por ejemplo, ya ha apostado por esa tecnología para el rodaje de su serie documental «Survival», pero en términos generales no hay contenido suficiente que respalde esa apuesta, ni tampoco cadenas en disposición de ofrecerla.
Para que funcione, según el vicepresidente comercial para Europa del operador de satélites luxemburgués SES, Norbert Hoelze, se necesita contenido, tecnología y distribución, y aunque de momento solo se puede contar con lo segundo, «el resto va a llegar, porque productoras y distribuidoras están preparadas para el siguiente paso». Las tres dimensiones, a juicio de Davey, han recibido «bastante mala prensa» y vieron «infladas las expectativas», que no se han acompañado del «boom» predicho no tanto por el precio de los dispositivos, sino por la obligatoriedad de tener que recurrir a unas gafas especiales.
La empresa alemana KSM, que ha traído al MIP TV su oferta de documentales en 3D, reconoce que el futuro pasa por las 4K, pero no da por muerta a la anterior si la industria aprende de sus errores y facilita una visión sin gafas.
«Creo que van a hacer falta todavía unos cuantos años para contar con un set de televisión que puedas mirar sin gafas, pero estoy convencido de que llegará y de que volverá a ser popular», explicó a medios el encargado de ventas internacionales, Martin Brunnett. Películas como «Avatar», de James Cameron, estuvieron en el origen de ese auge, pero los filmes que aprovecharon esa popularidad sin cuidar su contenido o haciendo simples adaptaciones de las dos dimensiones perjudicaron al mercado.
No obstante, y según concluye, en países como la India o Tailandia, aquellos con población de ingresos reducidos, las 3D todavía pueden encontrar un potencial de mercado «interesante», porque el elevado precio de los otros dispositivos, aunque se reduzca en un futuro, actúa como elemento disuasorio.
Agencias