Cae la noche y se va la luz de nuevo en cientos de miles de viviendas, si no millones. Si el gobierno sabe en cuántas, no lo dice. No ha ofrecido informes sobre los problemas desde el 2010.
En la tercera ciudad más grande de Venezuela, Pedro Martínez se pone una camisa pues se acercan visitantes atraídos por el parpadeo de velas en esta casa de una planta de bloques de cemento en un barrio de clase media. Adentro, se siente un calor pegajoso. En la puerta principal cuelga una hamaca.
«Esto pasa todos los días», dijo Martínez, aludiendo al apagón, mientras sostenía una vela cerca de un periodista para que tomase notas. Era el segundo apagón del día. El primero se produjo poco después del mediodía.
Estos episodios se vienen repitiendo desde hace cinco años en todos lados menos en Caracas. Los apagones, una infraestructura que se viene abajo y otras promesas incumplidas corroboradas esta semana durante una visita al corazón industrial del país podrían incidir en las elecciones del domingo para reemplazar al presidente socialista Hugo Chávez, fallecido el mes pasado debido a un cáncer.
Su supuesto heredero político, Nicolás Maduro, es favorito para ganar, en buena medida por los generosos programas sociales para los pobres, que Chávez priorizó por sobre las obras públicas, con una gran excepción: las viviendas.
Las encuestas, no obstante, indican que podría estar perdiendo apoyo y los apagones asoman como un reflejo del poco interés que el gobierno de Chávez puso en ciertos aspectos de la economía, algo que muchos venezolanos consideran inexcusable en un país productor de petróleo. La persistente violencia de la delincuencia, la inflación, la corrupción oficial y la escasez de alimentos son otros factores a tener en cuenta.
AP