Los sucesos políticos del 11 de abril del 2002 marcaron la historia contemporánea de Venezuela. Este día, como nunca antes, el país se mostraba dividido por sus ideas políticas, sólo que esta vez pasó del verbo a los hechos y la violencia dejó 19 muertos y más de 100 heridos
En menos de 48 horas, Venezuela vivió la salida del Presidente Hugo Chávez, la asunción del gobierno interino presidido por Pedro Carmona Estanca, la juramentación del vicepresidente Diosdado Cabello como Presidente y la vuelta al poder de Chávez…Esto fue lo que pasó entre el 11 y el 14 de abril del 2002.
De ese 11 de abril se cumplieron 11 años del último Golpe de Estado vivido hasta la fecha en Venezuela. Enmarcado en fuertes protestas y una huelga general que duró más de tres días, el alto mando militar, en voz de su General en Jefe Lucas Rincón Romero, anunció la renuncia de Hugo Chávez y los militares protagonizaron la asonada que colocó en la Presidencia al entonces jefe de la patronal, Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga.
Luego de protestas de personas que apoyaban a Hugo Chávez y algunas presiones internacionales, los militares allegados al oficialismo retoman el poder y el mandatario derrocado reasume la Presidencia durante la madrugada del 14 de abril de 2002.
¿Por qué?
El motivo principal de la crisis del gobierno con la oposición, en especial con el empresariado, fue un paquete de 49 decretos ley, pues el recién fallecido Hugo Chávez se aprovechó de su mayoría de más de dos tercios del legislativo, lo que le dio la facultad de legislar y gobernar por decreto durante un año.
A finales de 2001, debido al vencimiento de dicha facultad, Chávez decretó todas las leyes y esto enfureció a la oposición, siendo las más criticadas la Ley de Tierras y la Ley de Hidrocarburos. Tras esto, los empresarios realizaron una huelga general, que no logró echar para atrás al Presidente.
Al año siguiente, en febrero, Chávez cambió la plana mayor de Petróleos de Venezuela (PDVSA) por gerentes leales al gobierno. En opinión de la oposición, los empresarios y parte de los empleados de la petrolera, Chávez violentaba con estos cambios una larga tradición meritocrática, nombrando en puestos directivos a personas que provenían de fuera de la empresa, comprometiendo su eficacia.
Este acto, percibido por los cuadros gerenciales de PDVSA y los sindicatos opositores como una agresión contra el sistema meritocrático en la empresa más importante del país y los paquetes legislativos, junto a la persistencia de la crisis económica y social, indujo a un grupo de organizaciones sindicales (CTV), empresarios, Iglesia Católica, partidos políticos y televisoras privadas de Venezuela, a que el 09 de abril la patronal convocara otra huelga, esta vez indefinida, para forzar la renuncia de Chávez.
Al tercer día de la huelga, las protestas se convirtieron en disturbios, una marcha contra el gobierno fue desviada hacia Miraflores, donde también había una concentración de apoyo al gobierno. Ocurrieron fuertes enfrentamientos y la presencia de francotiradores, con la sobre-actuación de la policía, causó una masacre con decenas de muertos y cientos de heridos.
La “Carmonada”
Un grupo de militares (sobre todos generales y altos oficiales) reaccionó y pidió la renuncia del Presidente, quien fue detenido el 12 de abril de 2002 y trasladado fuera de Caracas. Ese mismo día, fue juramentado Pedro Carmona como Presidente interino. Su primer acto oficial fue la disolución de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y la remoción del Fiscal General, el Contralor y el Defensor del Pueblo, lo cual fue duramente criticado nacional e internacionalmente.
El nuevo gobierno tuvo que enfrentarse inmediatamente con protestas populares que se mantenían firmes a favor de Chávez. Las protestas forzaron la salida de Carmona Estanca y el resto de personas ligadas al nuevo gobierno, que tuvieron que escapar del país. El 14 de abril de 2002 Chávez fue liberado de su prisión militar y repuesto como Jefe de Estado.
Reacción internacional
De manera prácticamente unánime, todos los países mostraron su preocupación porque Venezuela normalizara su situación rápidamente. Los que expresaron más claramente su opinión fueron los países del Grupo de Río, que se reunieron en San José de Costa Rica, el 12 de abril y la Unión Europea. En cambio, Colombia, El Salvador, España y los Estados Unidos apoyaron abiertamente al nuevo gobierno de Pedro Carmona.
Los Estados Unidos rectificaron su postura cuando se conoció que Chávez estaba en el país y tenía intención de regresar al gobierno.
Los gobiernos de Argentina y Cuba sentaron una posición de rechazo desde el primer momento al gobierno de facto de Carmona. Vicente Fox de México no reconoció al nuevo gobierno, pero insto a Chávez a que renunciara.
Hoy, tras 11 años del 11-A, todos los venezolanos reconocemos que esta fecha marcó una nueva página en la historia del país. Sigue siendo recordado como uno de los días más polémicos y frustrantes en la vida de muchos, tras la muerte de venezolanos polarizados que salieron en defensa de sus ideales.
Puente Llaguno
Una de las acciones más discutidas del 11-A fue la de los pistoleros de Puente Llaguno, pues mientras Chávez hacía una cadena nacional, comenzaron a caer muertos y heridos. Los canales de televisión dividieron la pantalla y mostraron en vivo lo que estaba sucediendo, mientras la Guardia Nacional dispersaba a la marcha y se observaba a un grupo de seguidores del gobierno disparando desde Puente Llaguno
Edda Pujadas / Twitter: @epujadas