Tras varios días de tensión en Venezuela, el presidente electo Nicolás Maduro se preparaba para su toma de posesión del viernes ante varios jefes de Estado extranjeros, a pesar del recurso interpuesto por la oposición, que pide el conteo del cien por ciento de los votos.
El heredero del fallecido Hugo Chávez parece haber retomado el control de la situación después de las movilizaciones convocadas por el líder opositor Henrique Capriles en contra de su proclamación como presidente electo y que dejaron, según el gobierno, ocho muertos y más de 60 heridos.
Capriles, mientras tanto, espera una decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre el recurso que presentó el miércoles su campaña, pidiendo un recuento de votos basándose en denuncias de irregularidades.
Mientras Maduro recibía un apoyo casi unánime de sus vecinos latinoamericanos, aunque con matices, Capriles era apoyado francamente en su demanda de recuento de votos por Estados Unidos y también por la Unión Europea, aunque esta última tomó nota de su elección.
Maduro recibió un fuerte apoyo de tres de sus socios del Mercosur, Brasil, Argentina y Uruguay, cuyos presidentes, Dilma Roussef, Cristina Kirchner y José Mujica, asistirán a la ceremonia de asunción el viernes. Brasil esgrime el principio de no intervención para abstenerse de comentar la crisis política venezolana. Paraguay, el quinto miembro del Mercosur está excluido del organismo regional y, al igual que Panamá, no reconoció a Maduro.
Este jueves, para tratar la crisis política que sacude al país petrolero, se celebra en Lima una cumbre extraordinaria de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), cuyos miembros han reconocido a Maduro aunque algunos, como Colombia, aconsejando un diálogo con la oposición.
Y desde luego, los países del Alianza Bolivariana de nuestra América (ALBA), integrado por Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y tres estados insulares caribeños y liderados por Venezuela, le dieron su apoyo entusiasta a Maduro.
Estados Unidos, principal comprador del petróleo venezolano con 900.000 barriles diarios pagados en efectivo, no ha reconocido a Maduro, pide el recuento de los votos y no enviará delegación alguna a la investidura.
«No reconozcan nada, no nos importa su reconocimiento. Nosotros hemos decidido ser libres y vamos a ser libres e independientes, con ustedes o sin ustedes», reaccionó Maduro en respuesta a Washington.
La Unión Europea se limitó a tomar nota del anuncio de su elección por el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano, y señaló que los recursos de la oposición ante este organismo debían ser «debidamente» examinados.
España reconoció la proclamación de Maduro después de un incidente diplomático entre ambos países tras la ajustada victoria electoral, y estará representada por el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, en la ceremonia del viernes.
El gobierno preparaba este jueves los actos de investidura, a los que asistirán delegaciones de 15 países, según las autoridades, y será seguida por una concentración popular chavista.
«Vengan a Caracas. Llamo a este pueblo que se ponga su banda tricolor y se juramente conmigo», pidió Maduro al convocar a la movilización del viernes, que estará acompañada de un desfile «cívico-militar».
Capriles, por su parte, pidió el miércoles formalmente ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) la revisión del 100% de los sufragios, a pesar de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -órgano que la oposición considera parcializado a favor del gobierno- descartó un recuento manual de sufragios, argumentando que el sistema de votación en Venezuela es totalmente automatizado.
«La presidenta (del CNE) desconoce toda la realidad del proceso electoral y debe preocuparnos (…) El mundo está completamente de acuerdo en que se haga una auditoria porque esto fortalece la democracia», señaló Capriles en una entrevista con NTN24, retransmitida por el canal Globovisión.
Los temores en la oposición sobre inminentes represalias judiciales aumentaron este miércoles, después de que el gobierno y la Fiscalía responsabilizaran a Capriles de la muerte de ocho simpatizantes en las protestas del lunes. En respuesta, el líder opositor responsabilizó a Maduro de los miles de muertos que hubo en Venezuela en los últimos meses debido a la violencia.
Caracas y otras ciudades del país vivieron otra noche de sonoros cacerolazos de los opositores y el estallido de fuegos artificiales realizado por los seguidores del gobierno, sin que hasta ahora se repitan los incidentes violentos. AFP