Esos 2 mil millones de dólares que se irán en juguetes militares alcanzarían para cubrir el costo total durante un año completo de los 80 mil policías que tiene actualmente el país y de 50 mil adicionales para llegar a 130 mil, con un salario promedio que triplique el salario mínimo vigente
Desde Primero Justicia hemos insistido en la obsesión del Presidente por comprar juguetes militares que sólo sirven para satisfacer su fijación con los desfiles militares, como lo vimos el 5 de julio pasado, preparándose para una guerra que sólo está en su cabeza, en lugar de declararle la guerra a la violencia que nos carcome, o a la inflación que vuelve sal y agua lo poco que ganan los venezolanos.
En los últimos años el Presidente ha malgastado unos 15 mil millones de dólares en compras de armamento, de los cuales unos 10 mil millones han sido comprados a Rusia. Y por si esto fuera poco, recientemente a la Comisión de Finanzas se presentó la solicitud para un nuevo endeudamiento con Rusia por la bicoca de 2 mil millones de dólares para compra de armas.
La verdad no se puede entender este nuevo endeudamiento, sobre todo cuando el país tiene tantos problemas que solucionar como el tema de la seguridad que debería ser la prioridad de un Gobierno serio. Desde el punto de vista financiero tampoco se entiende esta nueva deuda contratada a 7 años y a una tasa de interés anual de 7,4%. La cuenta es muy simple, cómo se entiende que le paguemos a Rusia un 7,4% de interés mientras el Gobierno le presta a los países de PetroCaribe al 1% por 25 años por el petróleo que le damos a esos países. Es como si le prestáramos al vecino casi sin intereses mientras nos endeudamos con la tarjeta de crédito. ¿Quién puede entender eso?
Pero lo más grave es que ese dinero serviría para contribuir a resolver temas que si son prioritarios para los venezolanos. Esos 2 mil millones de dólares que se irán en juguetes militares alcanzaría para cubrir el costo total durante un año completo de los 80 mil policías que tiene actualmente el país y de 50 mil adicionales para llegar a 130 mil, con un salario promedio que triplique el salario mínimo vigente, como lo establece la Policía Nacional, y con todos los beneficios y compensaciones laborales.
Con esa deuda de 2 mil millones de dólares se pudiera construir un Centro Deportivo en cada municipio del país y así apoyar el deporte como un factor clave para la prevención del delito. Con ese dinero se pudieran construir unas 60 mil viviendas de las prometidas por el Presidente y que no culmina.
Por eso el próximo 7 de Octubre Venezuela va a cambiar, porque un Presidente que ya lleva 14 años y no ha logrado resolver los principales problemas del país no puede pedir la reelección para quedarse 6 años más. Por eso todos juntos con nuestro voto elegiremos a Henrique Capriles como nuestro próximo Presidente para que asuma las prioridades reales de los venezolanos.
Julio Borges
Twitter: @JulioBorges