En un comunicado, los Comités de Coordinación Local informaron de la muerte de 50 personas, entre civiles y combatientes insurgentes, mientras que el Observatorio Sirio de derechos Humanos rebajó esta cifra a 32 y añadió que 18 miembros de las fuerzas del régimen perecieron en enfrentamientos.
La mayoría de las víctimas se registraron en la provincia oriental de Deir el Zur, que en los últimos días es escenario de una fuerte ofensiva de las tropas gubernamentales, en Alepo (norte), Homs (centro) y en las localidades de la periferia de Damasco.
Según las fuentes, en Deir el Zur fallecieron una decena de personas, entre ellos un auxiliar de enfermería de la Media Luna Roja siria, que resultó herido la víspera.
En cuanto a Alepo, el Observatorio informó de que siete civiles fueron asesinados a tiros por las fuerzas leales al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.
En esa misma zona, dos miembros del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS) fallecieron en enfrentamientos con las tropas gubernamentales en la localidad de Azaz, situada en los alrededores rurales de la ciudad de Alepo.
La provincia de Homs, uno de los principales feudos opositores, vivió una nueva jornada de represión con duros bombardeos con artillería pesada sobre las localidades de Telkalaj, en la frontera con Líbano, y Al Rastan.
Además, se registraron violentos combates entre el Ejército y los rebeldes en la periferia de Damasco y en la provincia meridional de Deraa, cuyas poblaciones también sufrieron los bombardeos del régimen.
Esta nueva ola de violencia se produce un día después de la reunión en Damasco entre el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, y Al Asad, en la que acordaron un «enfoque» para abordar la crisis en Siria.
Pese a los esfuerzos diplomáticos, el conflicto ha causado más de 11.000 muertos, 100.000 refugiados en países terceros, y un millón y medio de personas necesitadas de asistencia humanitaria urgente, según los últimos datos de la ONU. EFE