Guardando las distancias sobre esta tesis, para aplicarla a la situación que vivimos en Venezuela, tal y como esta teoría lo contempla, tanto Nicolás Maduro como Henrique Capriles, “no tienen nada que ganar”, y por el contrario mucho que perder. Todo depende del cristal con el que se mire
Para que la situación que estamos viviendo a raíz del resultado inesperado de las elecciones del pasado 14 de abril, quede lo suficientemente clara, nos remitimos a la teoría denominada El juego de la gallina (en inglés: game of chicken) o del montón de nieve (snowdrift), una expresión «juego del gallina», que se aplica como metáfora a la situación en la que dos bandos se enzarzan en una escalada en la que no tienen nada que ganar y en la que sólo el orgullo evita que se echen atrás. Bertrand Russell comparó la carrera armamentística y la escalada nuclear al juego de la gallina.
Ahora bien guardando las distancias sobre esta tesis, para aplicarla a la situación que vivimos en Venezuela, tal y como esta teoría lo contempla, tanto Nicolás Maduro como Henrique Capriles, “no tienen nada que ganar”, y por el contrario mucho que perder. Todo depende del cristal con el que se mire.
Que es este juego
Tal como se lee en Wikipedia, uno de los primeros ejemplos de juego de la gallina se da en la película Rebelde sin causa, aunque en aquella versión los jugadores conducen sus automóviles hacia un precipicio, y el primero en saltar es el gallina. La versión en que los conductores kamikazes se dirigen hacia el contrario se considera la tradicional.
Es más frecuente que el juego aparezca en el argumento del cine o la literatura de ficción que en la vida real. En la práctica, sólo algunos adolescentes o jóvenes excesivamente impulsivos juegan al juego de la gallina. Esta práctica ha tomado notoriedad periodística en Uruguay a fines de la década de 2000 y principios de 2010, donde varios motociclistas han muerto o se han lesionado gravemente cuando ninguno de los dos se rindió y chocaron.
Como aplicarlo a la política
La versión moderna del juego ha sido objeto de investigación en la teoría de juegos, en la que está asociado a los juegos que no son de suma cero. El principio subyacente es un importante método de negociación. Se puede decir que es una estrategia en la que cada una de las partes retrasa hacer concesiones hasta que el final del período de negociación es inminente. La presión psicológica puede obligar a un negociador a ceder para evitar un resultado negativo. Puede tratarse de una táctica muy peligrosa, ya que si ninguna de las partes cede se producirá una colisión.
La tesis razonable
Como la «pérdida» que supone girar es trivial en comparación a la colisión que se producirá si ninguno gira, la estrategia más razonable sería girar antes de que el choque pueda producirse. Aun así, si uno cree que su oponente es razonable, uno puede también decidir no girar, en la creencia de que el rival será razonable y decidirá girar, convirtiendo al otro en perdedor. Esta estrategia inestable se puede enunciar de modo formal diciendo que existe más de un equilibrio de Nash para este juego, si llamamos equilibrio al conjunto de estrategias en el que a ninguno de los jugadores le conviene cambiar su estrategia mientras los demás sigan con la misma. En este caso, los equilibrios son las dos situaciones en las que un jugador gira y el otro no.
Las estrategias no se divulgan
Una táctica para este juego es anunciar las propias intenciones de modo convincente antes de que el juego comience. Por ejemplo, si uno de los bandos bloquea de modo ostentoso el volante de su vehículo antes del comienzo del duelo, será más probable que el otro gire. Esto ilustra como, en algunas circunstancias, reducir las propias opciones puede ser una buena estrategia. Un ejemplo de esto en el mundo real sería el manifestante que se encadena a un objeto para que ninguna amenaza le obligue a moverse, ya que no puede. La matriz para el juego del gallina es la que se ve a continuación, en la que cooperación es girar y no cooperación seguir conduciendo.
Conclusión
Este modelo da por supuesto que uno escoge una estrategia antes de empezar a jugar y se mantiene en la misma lo cual no es realista, ya que si un jugador ve que el otro gira pronto, puede seguir en línea recta, sin importar cuáles fueran sus planes iniciales. En este modelo, en contraste con el dilema del prisionero, en el que una acción es siempre la mejor, uno siempre debe hacer lo contrario de lo que el otro jugador vaya a hacer.
Tenemos dos opciones: intentar colarnos nosotros primero (Seguir) o cederle el sitio (Apartarnos). Si nosotros Seguimos y el otro se Aparta, ganamos un poco (aunque solo sea porque nuestros hijos en el asiento de atrás dejan de enfurruñarse). Si nos Apartamos, perdemos un poco, porque tenemos que seguir buscando sitio otro rato. Si ambos Seguimos, al final tenemos un accidente y en vez de perder otros diez minutos buscando otro sitio, tenemos que perder veinte arreglando los papeles del seguro, y el coche una semana en el taller. Nótese que la combinación Apartarse/Apartarse no se puede producir, ya que el último en Apartarse cambiará su decisión.
Si tomamos la tesis de Javier “J” Sedano en su libro “Teoría de los Juegos” y la aplicamos a lo que esta pasando, cualquiera puede ceder (Apartarse) en cualquier momento, o Seguir escalando. El que cede cuando el otro amenaza sufre un daño político, que es la recompensa del otro. Pero si ambos siguen escalando, ambos resultan aniquilados. Y entonces, ¿hay alguna estrategia adecuada? Pues alguna hay, pero su éxito no está en absoluto garantizado.
Epilogo
Ahora bien mi duda es la siguiente; si no hay negociación, a menudo se llama a este resultado “suma cero”, pero no en el mismo sentido en que lo hemos utilizado nosotros, sino en el sentido de 1+1=0. Si ambos “ganan” la guerra, ambos resultan destruidos. Y todos los demás, de paso, también, eso como un ejemplo metafórico.
Un juego es una situación conflictiva en la que uno debe tomar una decisión sabiendo que los demás también toman decisiones, y que el resultado del conflicto se determina, de algún modo, a partir de todas las decisiones realizadas. John von Neumann.
Punto de quiebre
Como se sabe, el candidato del chavista Nicolás Maduro, obtuvo 50,75% de los votos (7.563.747 sufragios) frente a 48,97% de Henrique Capriles (7.298.491 votos). El Consejo Nacional Electoral puso fin al conflicto al anunciar que auditará el 100% de las urnas en la elección presidencial del domingo, ganadas Nicolás Maduro; es decir que de acuerdo a lo permitido en la norma electoral, ahora se logra ampliar la auditoría de verificación ciudadana, para realizar la auditoría sobre el 46% de las cajas de resguardo que no fueron auditadas el día de la elección». ¿Como se hará he ahí el gran dilema? ¿Máquina de votación contra boleta, acta y libro de votación? Veremos…