Los rebeldes han tenido bajo su poder durante meses varios barrios de partes del sur y este de la capital, pero han tenido dificultades para mantener sus posiciones ante una ofensiva terrestre respaldada por feroces bombardeos del Ejército y ataques aéreos
BEIRUT. Fuerzas sirias leales al presidente Bashar el Asad capturaron el miércoles un poblado estratégico ubicado al este de Damasco y rompieron una ruta crucial de suministro de armas para los rebeldes, afirmaron activistas y combatientes.
Los rebeldes han tenido bajo su poder durante meses varios barrios de partes del sur y este de Damasco, pero han tenido dificultades para mantener sus posiciones ante una ofensiva terrestre respaldada por feroces bombardeos del Ejército y ataques aéreos en las últimas semanas.
«El desastre ha golpeado, el Ejército entró en Otaiba. El régimen ha conseguido cerrar el suministro de armas», declaró un combatiente de la ciudad a la agencia de noticias Reuters vía Skype.
«El precio de una bala subirá de 50 libras sirias a 1.000 libras sirias (10 dólares) ahora, pero debemos pagar y retomarla. Es la principal, si no la única ruta», agregó.
Rebeldes dijeron que salieron de Otaiba, una vía hacia los suburbios rurales del este de Damasco conocidos como al-Ghouta, temprano por la mañana tras más de 37 días de enfrentamientos en los que acusaron al Gobierno de usar armas químicas en su contra en dos ocasiones.
El Gobierno ha negado que haya usado armas químicas y, a su vez, acusó a los rebeldes de dispararles en Alepo.
Los rebeldes usaron Otaiba durante ocho meses como su principal ruta de suministro de armas a Damasco llevadas desde la frontera jordana, donde se cree están enviando armamento Arabia Saudí y otros donantes privados.
Fuerzas del Gobierno entraron con tanques y soldados.
Tras más de dos años de lucha para acabar con cuatro décadas de Gobierno de la familia Asad, los rebeldes siguen divididos por ideología y disputas por el poder.
El Ejército parece haber avanzado en frentes en toda Siria en las últimas semanas, particularmente alrededor de Damasco y en la frontera sirio-libanesa.
Los rebeldes, principalmente de la mayoría musulmana suní, han capturado territorios en el norte y el sur del país y tienen el control de cerca de la mitad de Alepo, la mayor ciudad de Siria.
Sin embargo, las fuerzas de Asad -que pertenece a la minoría religiosa alauí, derivada del Islam chií- han mantenido el control de Damasco y de las principales ciudades.
El conflicto ha cobrado la vida de más de 70.000 personas y también ha dañado o destruido muchos tesoros arqueológicos y arquitectónicos, algunos de ellos considerados patrimonio histórico de la ONU, como la Ciudad Antigua de Alepo.
El minarete de 1.000 años de antigüedad de la mezquita Omeya de Alepo se derrumbó debido a enfrentamientos entre rebeldes y las fuerzas de Asad, dijeron el miércoles activistas y medios estatales.
Ambas partes se culparon entre sí por derrumbar el minarete, que era anterior a la mezquita medieval sobre la que se erigía.
La agencia de noticias SANA acusó al Frente Nusra, un grupo rebelde vinculado con al Qaeda, de derribar el minarete. Grupos de oposición aseguraron que la edificación había sido derrumbada por fuego de tanques del Ejército.
Agencias