La denuncia, la perseverancia, la fe, son elementos que sirven para superar una cuesta que hoy parece más empinada que nunca; pero para la cual tendremos fortalezas que quizá nosotros mismos subestimemos (…) Al abuso de poder hay que señalarlo. La indiferencia es cómplice del juego
Noel Alvarez * /// Twitter: @alvareznv
Mientras el país transita por esta difícil prueba que estamos viviendo a raíz de las recientes elecciones presidenciales, nos podemos dar cuenta de más detalles respecto a las características de las dos opciones políticas que aspiran a conducir nuestro presente y futuro.
Las diversas y legítimas dudas que se han generado, han puesto a la defensiva a quienes hoy están al frente del gobierno. Han arremetido con una campaña de descalificaciones y calumnias contra el candidato de la Unidad y por consecuencia, contra todos los que votamos por él.
El poder no ofrece explicaciones, impone. No escucha, se regodea en su monólogo. Y nadie puede dudar de la existencia de un “manual de estilo” tras el nuevo y estridente discurso, que tiene los mismos elementos de fórmula que utilizaba el fallecido presidente Chávez; pero intensificados, como para ver si con subir los decibeles esconden su ausencia.
Cualquier resultado electoral cerrado impone la necesidad de una auditoría al proceso, especialmente si ese resultado favorece al poderoso. No pecamos ni cometemos falta alguna al exigir nuestro legítimo derecho. Parece que los funcionarios públicos olvidan que son servidores de la ciudadanía, y como tales están obligados a rendir cuentas, no solamente por la ley sino también por la más elemental ética.
Para descalificar la solicitud del Comando Simón Bolívar, se forjan delitos a los cuales se les ven las costuras y se llama al odio y a la división, lo cual es especialmente condenable si se hace desde la caja de resonancia del gobierno.
Afortunadamente, el liderazgo de Henrique Capriles sigue saliendo victorioso de la indudable derrota política de quienes mandan desde hace 14 años. No ha pisado el peine de la violencia y se mantiene sereno y tenaz en el reclamo que le corresponde, documentando y dirigiéndose a las instancias correspondientes.
Este enfrentamiento entre las llamadas “dos mitades” del país pone de manifiesto la urgencia de redimensionar los poderes públicos en Venezuela. La duda con la cual convivimos hoy nace de los abusos del poder, el cual, en una tónica realmente fascista, los comete todos “en nombre del pueblo”.
Nos urge volver a los contrapesos de las instituciones para hacer viable al país. Se hace más obvio, más evidente, quizá demasiado impúdico el abuso. Para quienes se pregunten la manera de detenerlo, creemos que estamos en el camino. La denuncia, la perseverancia, la fe, son elementos que sirven para superar una cuesta que hoy parece más empinada que nunca; pero para la cual tendremos fortalezas que quizá nosotros mismos subestimemos.
Al abuso de poder hay que señalarlo. La indiferencia es cómplice del juego. No bailemos pegados con quienes dinamitan las bases de una nación.
*Coordinador nacional de Independientes por el Progreso